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Cartaya arropa a la Virgen de Consolación en su Día Grande

Procesión de la Virgen de Consolación en Cartaya.

Procesión de la Virgen de Consolación en Cartaya. / M. G.

La tradicional Puja de Maniguetas y una gran salve de cohetes, cerraron, a las puertas de la ermita de Consolación, y pasada la medianoche, la intensa jornada con la que Cartaya celebró este Domingo el Día Grande de la Virgen de Consolación.

Fue el broche de oro a una procesión de subida que contó con una notable afluencia de público. Numerosos cartayeros arroparon a la Virgen desde su salida de la Parroquia del Apóstol San Pedro, y durante todo su recorrido, por la Plaza Redonda y las calles De la Plaza y Santa María de Consolación, hasta su entrada en la ermita.

No faltaron las salves y petaladas, ni las tradicionales fachadas engalanadas con las banderolas y otras insignias de la advocación consolacionista, que dieron aún más solemnidad y colorido a la salida procesional, sobre todo en su discurrir por la calle Santa María de Consolación.

La Virgen, con exorno floral de nardos, estuvo acompañada por la Banda de Música de Santa María de las Nieves, de Olivares, y además de por la presidenta y los representantes de la Hermandad de Consolación, por otras hermandades, y las autoridades locales, con el alcalde, Manuel Barroso, a la cabeza. También formaron parte del cortejo numerosas hermanas de mantilla y los niños y niñas vestidos de monaguillos.

La procesión cerró un fin de semana que nos dejó numerosos actos religiosos, desde el cierre de la Novena; la tradicional ofrenda de nardos; y una jornada, la del Domingo, que comenzó a las once de la mañana, con el Pasacalles de la Banda del Ateneo Musical de Cartaya, y prosiguió con la Solemne Función Principal de Instituto que la hermandad y el pueblo de Cartaya dedican a la Virgen.

En el tradicional almuerzo y encuentro de la Hermandad, al que asistieron en representación del Consistorio el alcalde y la primera teniente de alcalde, Eva Moya, está conmemoró el 25 aniversario de las obras de la ermita, con un emotivo recuerdo a dos de los hermanos que trabajaron y colaboraron en estas obras, Pepe Bayo y Manuel Díaz. Los actos finalizaron con una de las salidas procesionales más numerosas de los últimos años.

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