Calañas y su patrimonio

Unas jornadas ponen sobre la mesa la historia de la comarca andevaleña mediante ponencias y exposiciones entre otros actos

Una mesa redonda trata el desarrollo turístico

Calañas y su patrimonio
Calañas y su patrimonio

La Faja Pirítica Ibérica es un espacio de más de 250 kilómetros, que se extiende entre Sevilla y Portugal, rica en minerales polimetálicos y de la que forma parte la comarca onubense de El Andévalo. Los orígenes de la explotación de estos preciados recursos se remontan a varios miles de años, en la actualidad empresas mineras siguen investigando y explotando minas en este periférico territorio. De esa realidad forma parte el municipio de Calañas, que como hemos podido saber se llamó originariamente, en época medieval, Cabañas, pero que trocó su nombre por el descuido de un escribano iliplense. Su historia está ligada al señorío del Condado de Niebla y cuando desaparece éste a la provincia de Huelva.

Claro que no estamos en un municipio cualquiera, sino en uno dotado de una fuerte personalidad y sobre todo de un extenso patrimonio. Por cierto, en muchas ocasiones muy desconocido, pero conservado y defendido por los calañeses con una gran dignidad y sabiduría. Todos saben que el mundo minero es un componente de su cultura, que su patrona es la Virgen de Coronada, señora de su ermita en Sotiel y que tienen estilos de fandangos popularizados nada menos que por José Domínguez El Cabrero. También conocerán que su iglesia parroquial está dedicada a Santa María de Gracia, que hace muchos años se molía el trigo en sus molinos harineros, que el sombrero que prima es el calañés, el que utilizó Sancho Gracia en aquella serie de televisión que se llamó Curro Jiménez y que por su estación pasa el ferrocarril Zafra-Huelva a las dos de la mañana.

Pero deben ser pocos los que conozcan que los trajes típicos de la mujer calañesa son el de galana y dama, que desde 1958 bailan en su iglesia y calles los Seises, que fueron importados por un vecino directamente de la catedral de Sevilla, que hay dos tipos de sombreros calañeses y que el dulce típico es la esesita, cuyo componente fundamental es la matalauva. Que se hacen guitarras por parte de un virtuoso lutier, Vicente Casto, que la música es mantenida y cultivada por la Coral Polifónica José Limón, la banda de música Cristóbal Llanes y la Peña Cultural Flamenca Gonzalo Clavero Vázquez. O que dinamizan la economía y dan luz al pueblo la Asociación de Mujeres La Galana, la Sociedad Deportiva de Cazadores y hermandades como la de Nuestra Señora de Coronada, Nuestra Señora de España, Nuestro Padre Jesús Cautivo o María Santísima en su Amargura.

En Calañas podemos disfrutar de extensas dehesas donde se crían los guarros ibéricos y de poblados mineros muy antiguos como La Torerera, La Zarza-Perrunal o Sotiel Coronada, en éste último hay un activo movimiento patrimonial encabezado por la Asociación de Amigos de Sotiel. En la gastronomía abundan los recursos ganaderos y los micológicos con platos donde están presentes las carnes de cerdo, borrego o chivo y los famosos gurumelos.

Pero Calañas también es arquitectura popular donde priman siempre las técnicas locales y la funcionalidad, encontrándonos magníficos ejemplos de edificaciones, bajo el horizonte del color blanco de las paredes, la teja árabe, las puertas de buena madera y una característica labor de forja en ventanas y balcones. Es delicioso pasear por sus calles y sentarse a charlar en sus plazas, rodeados de esa tranquilidad y hospitalidad que son tan familiares en El Andévalo.

Pues en este marco y con estos ingredientes se han desarrollado hace unos días las VIII Jornadas de Patrimonio del Andévalo, organizadas por la Asociación Campo de Andévalo y el Ayuntamiento de Calañas, situando a la localidad a la cabeza de la cultura provincial. Uno de los impulsores fundamentales han sido los vecinos, que han participado de manera masiva en un evento comarcal que ha recorrido ya Alosno, Santa Bárbara de Casa, Puebla de Guzmán, El Cerro de Andévalo, San Bartolomé de la Torre, Cabezas Rubias y Valverde del Camino.

Durante tres días han abundado en el municipio los actos, destacando la calidad de las ponencias y comunicaciones, impartidas en el salón multifuncional, donde hemos seguido conociendo la historia de la comarca en sus diversas vertientes, con rigurosas exposiciones de Andrés Bruno Romero, Félix Sancha, Juan Carlos Romero, Alida Carloni, Juan Antonio Morales, Juan Carlos Sánchez, Sara y Marta Santofimia, Cristóbal Llanes, Juan Carlos Fernández, Andrés Hernández y José Suárez, pero también las tradiciones musicales, como los fandangos andevaleños cantados por Francisco José Jiménez.

El núcleo urbano muy dinamizado y diseminado con numerosas exposiciones, con tres lugares centrales, la antigua Plaza de Abastos, magnífico edificio rehabilitado, la Casa de la Cultura y el propio salón multifuncional. Hemos podido disfrutar con contenidos sobre la minería, prensa, documentos, pinturas, fotografías, aperos o carteles. También ha habido una mesa redonda que trató un tema recurrente, el patrimonio andevaleño y el desarrollo turístico, fue moderada por Manuel Peña e intervinieron representantes de empresas y asociaciones, como Pepe Suárez, Patricia Chapela y Marta Santofimia.

La organización de las Jornadas ha considerado, como en años anteriores, muy importante en la defensa del patrimonio, la colaboración de los centros educativos, con la exposición de un mural y la presentación de trabajos. Pero también se han expuesto problemas patrimoniales importantes que lastran el desarrollo como el abandono de poblados como La Torerera o El Lagunazo.

De nuevo, este año, los dulces del Andévalo, proporcionados por la Asociación Campo de Andévalo y ayuntamiento de la zona han constituido un rotundo éxito, sirviendo para endulzar los paladares más exigentes, pero también para divulgar estos manjares desconocidos, pues en muchos casos ni siquiera están presentes en panaderías y tiendas, sólo en los hogares. Los cagajones de puño o los engañamaridos han sido cada vez más solicitados y valorados. Y como estamos en un municipio de honda tradición musical no podían faltar las actuaciones de la Banda de música y la Coral Polifónica calañesas.

La entrega del Premio Andévalo 2017 estuvo cargada de emotividad y justicia, pues se le concedió a las distintas hermandades que mantienen las danzas andevaleñas, verdaderos soportes de unos signos de identidad que en muchas ocasiones simbolizan las tradiciones de la zona. También se presentaron las actas de las VII Jornadas, celebradas el año pasado en Cabezas Rubias y recogió el testigo de las siguientes la alcaldesa de Paymogo. El domingo una caldereta de venado puso fin a unos días memorables.

Nos fuimos de Calañas, vigilados por El Morante y El Peñasco, pero con la promesa de volver pronto, de recorrer de nuevo sus calles o realizar algún senderismo por su término municipal, donde podemos conjugar la cultura agroganadera y forestal con la minera. Y sobre todo nos llevamos el recuerdo de sus gentes amables y acogedoras y de muchos amigos locos por el patrimonio.

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