Asaja pide la salida de las ETT del campo hasta que llegue una norma "más eficaz"
La patronal rechaza cualquier práctica que suponga una merma contra los derechos de los trabajadores · Los temporeros extranjeros reconocen que trabajan "a destajo" por menos de 20 euros diarios
La denuncia que el miércoles hizo pública el sindicato CCOO en la que acusó a las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) de contratar de forma "fraudulenta" a jornaleros para la campaña de cítricos en la provincia de Huelva no ha tardado en tener sus efectos. El primero, que la patronal Asaja también haga público que ya en su día dejó clara la "inseguridad" y la "falta de confianza" que inspiraba a la patronal esta figura en el seno de las relaciones laborales. La patronal ha ido más allá y ha pedido directamente la erradicación de la presencia de las ETT en el sector agrario, mientras no se regule eficazmente su presencia.
Para Asaja-Huelva lo ideal es establecer mecanismos de contratación similares a los que se han venido empleando para desarrollar los contratos en origen, "con la supervisión y el control de Administración, patronal, sindicatos y otros agentes sociales y laborales", explicó a este periódico el presidente de Asaja, José Luis García-Palacios. Asaja quiso dejar claro que ha apostado y apostará por la contratación directa del personal que trabaje en el sector, porque entiende que "es la única forma de controlar que tanto el empleado como el empleador cuentan con todas las garantías". Y es que desde la patronal se considera que por mucho que el empresario sea responsable subsidiario de lo que ocurra en su empresa, la normativa, hoy por hoy, no propicia que herramientas de contratación, como las ETT, cumplan con el compromiso que adquirió con quien la contrató. Aún así insistió en que no amparará ni protegerá "en ningún sentido" a aquéllos de los que se haya demostrado que han cometido cualquiera de los actos denunciados por CCOO ante la Inspección de Trabajo.
Asaja-Huelva ya se ha puesto en contacto con CCOO, denunciante de esta situación, para analizar y estudiar qué medidas se pueden tomar de forma conjunta con el fin de tener la mayor seguridad posible tanto para el trabajador como para la empresa. La primera de ellas: solicitar a la Subdelegación del Gobierno una reunión en la que se establezcan mecanismos de control fiables que fiscalicen las ETT. El primer paso, a su juicio, es crear un sistema que garantice las buenas prácticas y que sea "totalmente vinculante" para las ETT, así como mecanismos de vigilancia e inspección que controlen que todas las partes están cumpliendo con su parcela del compromiso adquirido.
Mientras la patronal dejaba clara su postura, cientos de inmigrantes se congregaban como cada día en determinados puntos estratégicos de varias localidades agrícolas de nuestra provincia, a la espera de ser elegidos por los responsables de algunas fincas citrícolas. El principal problema es que la elección de uno u otro para recolectar naranjas cada día en estas fincas depende tan sólo del criterio del manijero. El capataz llega con una furgoneta al lugar en el que esperan los inmigrantes para seleccionarlos uno a uno apuntándoles con el dedo.
Mientras unos suben a la furgoneta del manijero o se trasladan a las explotaciones agrícolas en sus propios vehículos, al resto no les queda más remedio que esperar a ser más afortunado el día siguiente. Algunos de los que ayer no fueron elegidos en Cartaya para trabajar en distintas fincas de toda la Costa Occidental cifran el jornal por el que trabajan en una media de 20 euros al día, que en algunos casos puede bajar hasta los 10 o los 15 euros. Es el pago por una jornada de trabajo que en muchas ocasiones -aseguran- se alarga hasta las 10 horas, "sin descanso", para poder recolectar el número mínimo de cajas que exige el empresario a cada trabajador, que según denuncian, puede rondar las 40. Una situación que coincide con la denunciada una día antes por CCOO.
Los mismos trabajadores sostienen que lo que cobran por caja recolectada (ellos aseguran que no cobran por hora trabajada) puede estar entre 0,60 y 0,80 euros en el caso de las mandarinas, y entre 0,40 y 0,45 euros en el del resto de cítricos de mayor tamaño. En otros casos cobran unos 5 euros por un cajón de naranjas (que equivale a 12 cajas normales).
A.E.Y. fue uno de los inmigrantes que se quedó ayer sin trabajo. Dice que está atravesando momentos "muy difíciles" ya que la situación es "muy grave". Denuncia que cuando trabajan lo hacen "sin ningún derecho" y siendo seleccionados "sin ningún criterio aparente y simplemente a dedo por el manijero que nos señala y nos dice sube tú (a la furgoneta)".
Este marroquí de 34 años también asegura que la media de días trabajados por persona a la semana oscila entre 2 y 4 y que, "pese a que nos dan de alta porque todos estamos regularizados, después en la nómina no nos ponen todas las peonadas que echamos y encima nos descuentan 3 euros diarios en concepto de Seguridad Social".
Según este jornalero, todos los contratos pasan por distintas ETT, que en la comarca de la Costa Occidental se reparten por localidades como Cartaya, Lepe o Villablanca, las cuales, según denunció también el miércoles CCOO, han "desembarcado" en la campaña de los cítricos facilitando jornaleros que cobran menos de lo estipulado en convenio, propiciando una "sobrexplotación" y deteriorando las condiciones laborales.
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