Artesano de madera y oro
Su trabajo empieza con la madera y termina con las láminas de oro puro que compra en países europeos como Alemania e Italia · Muchos pasos que procesionan por la provincia llevan su sello
Decir en Ayamonte José Garcés, es decir belleza, grandeza, majestad y, sobre todo, arte relacionado con la Semana Santa. Sus hermandades, sus cofradías, sus pasos y numerosas obras de arte han pasado por las manos de este conocido y prestigioso ebanista, dorador y tallista ayamontino, de nacimiento y corazón. Numerosas localidades de la provincia de Huelva muestran cada año en sus respectivas Semanas Santa algunas de sus obras.
Es un enamorado de su trabajo y aunque no le gusta interrumpirlo ni recibir visitas cuando lo está desarrollando; una vez que accede te explica con todo lujo de detalles cómo es todo el proceso y te describe cómo y para qué son las herramientas que utiliza.
José Garcés Ortiz aprendió a trabajar con tan solo 14 años, y al contrario que muchos artesanos no fue un oficio heredado de familia sino el capricho del destino que le abrió la puertas en el taller de un antiguo dorador donde tuvo la oportunidad de acercarse al arte haciendo de ello su modo de vida. Han pasado 52 años y Garcés, como se le conoce en Ayamonte, ha realizado trabajos para numerosas localidades, encargos y restauraciones. Es ebanista, todo comienza en su propio taller donde trabaja la madera, fuera de máquinas, sierras y utensilios eléctricos -que también los tiene para otros encargos más funcionales- José Garcés talla artesanalmente los pasos y todas sus ornamentos que van realizados en madera de pino flande o cedro, aunque encargos, como pasos completos, son menos. Pues, normalmente, en los últimos años sus trabajos se basan en las restauraciones, deterioros y pérdidas del dorado que a veces se produce por las inclemencias del tiempo y la lluvia, que es el peor enemigo.
Los trabajos de restauración requieren dedicación y experiencia, tanto José como su hijo José Luis se aíslan en una habitación de no más de 8 metros cuadrados, un lugar casi inmaculado para que no entre ni una mota de polvo que pueda posarse en el oro. La sala se encuentra en las mismas instalaciones de la carpintería donde disponen de todo lo necesario para esta delicada labor. Mucho silencio a veces interrumpido por el sonido de una radio, mucha luz, y todas las herramientas necesarias a mano: pinceles, polonesas, almohadillas, y por supuesto las láminas de oro de 23.75 quilates y tres cuartos, "es oro puro comprado en países como Alemania o Italia, aunque aquí en España también se puede conseguir". Y, a partir de ahí, "comienzo junto con mi hijo todo el proceso hasta llegar a pegar las láminas, previamente hay que preparar la madera muy bien".
El último paso, el que le da el acabado final, es el bruñido, que consiste en dar brillo al oro con una piedra de ágata. El proceso de dorado es sin duda lo más importante, pues se necesita tacto, paciencia y, sobre todo, habilidad. Padre e hijo están muy compenetrados y se reparten sus funciones; José Luis es quien dirige actualmente los trabajos, siendo un orgullo para Garcés que este oficio no se pierda.
Desde el pasado mes de septiembre está restaurando parte del paso de Jesús Caído de Ayamonte, el frontal que procesionará esta Semana Santa, "es un encargo que me hizo la hermandad hace cuatro años, se va haciendo poco a poco, el año que viene finalizaré porque normalmente la restauración de un dorado suele tardar unos cinco años. Aparte del trabajo laborioso, es porque el precio total puede llegar a los 100.000 euros, y ¡claro!, ninguna hermandad por muy fuerte que sea dispone de tanto dinero junto".
El mismo tiempo puede transcurrir cuando se le encarga un paso tallado en madera, aunque todo depende del proyecto que se le entregue.
Garcés no es sólo un prestigioso dorador y tallista, es un gran aficionado a la pintura y fotografía, esto último es lo que ha hecho que desde hace años vea la Semana Santa desde fuera, "así la puedo disfrutar, además, de ver mis trabajos procesionando". Es hermano fundador, número uno, de la Real hermandad de Jesús Cautivo, Cristo de la Buena Muerte y María Santísima del Rosario, que procesiona por las calles ayamontinas el lunes Santo, lo que le ha llevado durante muchos años a participar desde dentro en la procesión , pero ahora José la vive de otra manera.
Si volviera a nacer probablemente elegiría este oficio que tantas satisfacciones le ha dado y ahora José sabe que su hijo está siendo un buen sucesor. Ese es uno de sus mayores reconocimientos, aunque es muy importante para él saber que desde hace varias décadas está contribuyendo al patrimonio artístico que simboliza la fiesta más grande, importante y turística de Ayamonte, el mejor escaparate, su Semana Santa.
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