Ángel Vizcaíno Gallego: Ángel de Minigrand
Gente de Aquí y Allá
Este vecino es un conocido comerciante y toda una institución en Punta Umbría, siendo propietario actualmente de Marina Centro, uno de los comercios más conocidos de la localidad
El Carnaval de la Luz le debe mucho por haber participado en todo tipo de facetas
Ángel es toda una institución en Punta Umbría. Es un comerciante de toda la vida, ya que desde muy pequeño acompañaba a su padre, que vendía pasteles por toda la provincia. Tenía un “motocarro” e iba por todas las ferias de los pueblos. Lo mismo iba a la feria de Aroche, que estaba todos los jueves en Minas de Riotinto, porque la compañía pagaba los adelantos a los mineros. Me cuenta que se distraía mucho en los pueblos mientras su padre vendía pasteles, porque él se entretenía hablando con la gente. En Moguer, por ejemplo, hablaba mucho con doña Concha, que era una señora a la que veía siempre en la bonita plaza del Marqués. Hablaba con ella, pero no sabía quién era y yo le conté que esa señora era la hermana del Almirante Pinzón, que lo mataron en la Guerra Civil, en plena calle y delante de ella, que desde entonces perdió la cabeza. Aquel episodio fue muy duro y todavía hoy se recuerda con horror.
También, mientras su padre trabajaba, algunas veces había fútbol y se iba a ver jugar al Club Deportivo Moguer, que por aquel entonces militaba en Tercera División y se acuerda hasta el nombre de algunos futbolistas como por ejemplo del portero, Fernando Rodríguez-Thorices, que casualmente era compañero mío del colegio y hermano de Mercedes, que fue precisamente quien me contó la historia de doña Concha para que yo sé la contara a mi amigo Ángel.
Su padre, Aurelio Vizcaíno, nació en Huelva y, como dice su hijo, era un auténtico buscavidas. Ángel me cuenta que lo recuerda mucho y se siente muy orgulloso de él. Me dice que era su ídolo. En verano se venía a Punta Umbría a vender helados por la playa y Ángel le ayudaba. Su madre, que afortunadamente aún vive y tiene 95 años, es sevillana y se vino a Huelva muy pequeñita y cuando conoció a su novio le ayudó mucho en una tienda de pasteles que montaron en la capital. Se casaron y tuvieron 3 hijos, el mayor es nuestro amigo Ángel, luego una hermana y, por último, su hermano Aurelio, a quien también tengo el gusto de conocer.
El colegio donde fue a aprender las primeras letras fue el Manuel Siurot y su memoria le permite recordar a sus maestros don Augusto, don Rafael y, sobre todo, a don Ramón Quilón, que fue un célebre portero que tuvo el Recreativo de Huelva en la época que en la que tuvo que llamarse Onuba F.C. y, según las crónicas de la época, posiblemente el mejor “goalkeeper” de la historia del Decano.
En el año 1967 se trasladaron definitivamente a Punta Umbría y abrieron un despacho en la calle Ancha, avalados por la famosa y conocida confitería Alvarado, que eran sus parientes. Ahí es cuando Ángel empieza a buscarse la vida y emprender su carrera como comerciante. Empezó en Huelva, en una tienda de recambios de automóviles. Luego pasó por una tienda de las famosas motos Ducati. Después se volvió a Punta Umbría y entró, siendo todavía un aprendiz, en los Almacenes Arcos, donde hizo de todo, desde repartidor, limpiador de cristales o vendedor, hasta que llegó a ser encargado. Para la familia Arcos, especialmente para don Abelardo, doña Isabel y don Manuel Rodríguez Arcos, solo tiene palabras de elogio.
Para él la empresa Arcos ha sido la universidad de su vida y está muy agradecido. Pero hubo una época, todavía joven, en la que dejó la empresa y se fue a Madrid a probar suerte. Y lo pasó francamente mal. Me cuenta en los lugares que trabajó y no se quiere ni acordar por lo duro que fue. Entonces se dio cuenta de que como Punta Umbría no había ningún lugar para vivir y trabajar, por lo que dijo que sí cuando le ofrecieron volver. No se lo pensó dos veces y, además, había dejado tan buen recuerdo que lo llamaron.
Y trabajando en esta buena empresa nació una franquicia que llamaron “Minigrand”, de la que Ángel se hizo cargo hasta que, una vez que “Arcos” se disolvió, él se quedó como propietario y aún lo sigue siendo junto con sus hijos en la que ahora se llama “Marina Centro”, que es uno de los mejores comercios de Punta Umbría gracias a su buen hacer.
En su tiempo libre ha hecho de todo por el pueblo, especialmente por los carnavales, que los llevó a ser uno de los mejores de la provincia. El “Carnaval de la Luz” le debe mucho porque ha participado en todas sus facetas. Fue, por ejemplo, pregonero y presentador. Pero además, también hizo mucho por el fútbol local en aquellos tiempos de los campeonatos de “La Peguera”. Recuerdo que el mejor equipo era el “Cosmos”, donde también jugó él, aunque confiesa que no era buen futbolista. No obstante, sigue con la afición y, por supuesto, es socio del Recreativo de Huelva.
Tuvo la suerte también de casarse con una mujer guapa y muy buena, Mari Carmen Lirola, que le ha acompañado siempre en todo. En fin, querido amigo, empecé esta breve semblanza sobre tu persona diciendo que eres toda una institución en Punta Umbría y termino diciendo que todo ello ha sido por tu admirable forma de ser y por la inestimable ayuda de tu esposa y de tus hijos, que son extraordinarios.
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