Niebla

Agricultores de La Peñuela piden soluciones al problema de los ciervos

  • Los ungulados, ante la falta de alimentos en la reserva de caza de Niebla, arrasan con los cultivos de trigo, girasol y olivar durante los meses de verano

En la aldea de La Peñuela los agricultores agotan su paciencia. Desde hace tres lustros sufren las consecuencias de una amplia presencia de ciervos que se comen sus cultivos. Los agricultores, dedicados al girasol, trigo y olivar, han llamado a todas las puertas posibles para que se dé una solución a un problema que se arrastra en el tiempo y que de momento ni Sociedad de Cazadores de Niebla ni Ayuntamiento de Niebla o la propia Delegación de Medio Ambiente se abren para buscar una solución. A los afectados de La Peñuela también se unen los de Candón, Caballón y Raboconejo. Y es que los ciervos llegan para comer, incluso, a las plantaciones cercanas de la cantera de Niebla. Un problema que no conoce de fronteras ni lindes.

La Peñuela está rodeada por una reserva de caza que da cobijo a un importante número de ciervos. A partir del mes de mayo, cuando se secan los arroyos y regajos de la misma, el campo se seca y entonces, ante la falta de alimento, los animales comienzan cada noche una peregrinación de varios kilómetros hasta llegar a los cultivos de los peñoleros. Plantaciones de girasol, trigo y olivar sufren las consecuencias de un censo de ciervos excesivo, a juicio de los afectados. "La situación es insostenible", afirman.

Precisamente esta presencia de ciervos se debe a una repoblación efectuada hace años por la Sociedad de Cazadores, la Delegación de Medio Ambiente y el Ayuntamiento iliplense -propietario de los terrenos de la reserva- que soltaron varios camiones llenos de estos animales en el cruce del pantano de San Walabonso a unos tres kilómetros de La Peñuela.

Sin agua y sin alimento en los meses secos, los animales buscan bebida en los pequeños pantanos cercanos a la aldea y alimento en las fincas. Hasta julio, el trigo los engorda; hasta agosto, las pipas de girasol; y durante todos los meses secos, los brotes de olivo y el fruto de los árboles maduros son manjares que dan de comer a grandes cantidades de ciervos.

Los vecinos lo intentan todo para conseguir que los ciervos no lleguen a sus fincas pero ni los 'espantapájaros' que colocan en las fincas con todo tipo de elementos disuasorios, ni la presencia de perros o el vallado acaba con las intenciones de estos animales que durante la noche pacen a sus anchas y arrasan con todo lo que encuentran ante la falta de alimento en la zona de reserva. La situación se prolonga desde mayo hasta las primeras lluvias de septiembre u octubre. Entonces, durante los meses de agua con el campo lleno de vida se quedan en la reserva.

"Estamos cansados de invertir dinero en la tierra y de que nadie haga nada para solucionar el problema", asegura uno de los afectados. Los agricultores han solicitado una reunión con el delegación de Medio Ambiente, Juan Manuel López, pero todavía ésta no se ha producido por motivos de agenda. También, según ha conocido este periódico, un vecino solicitó una reunión con el Ayuntamiento de Niebla, concretamente con el concejal de Medio Ambiente. La solicitud se registró el 11 de agosto y a día de hoy no se ha obtenido respuesta.

Hace cinco años cuatro agricultores denunciaron a la Sociedad de Cazadores de Niebla por los daños que estos venados que llegan desde la reserva de caza -las tablillas indicadoras se ven a pie de carretera- y consiguieron ganar los litigios y ser indemnizados por ello.

No obstante, los agricultores peñoleros no quieren mantener esta vía para recuperar los daños que producen la gran cantidad de ciervos que pululan por la zona ya que es muy costoso y se prolonga en el tiempo. "No queremos que nos indemnicen por los daños, lo que queremos es mantener nuestros olivos, trabajarlos y que las inversiones que realizamos sean rentables y no tener que dejar estas tierras por este problema".

Según los afectados, "lo que queremos es que se nos dote de los permisos necesarios para eliminar esos animales que llegan a los cultivos a comer, ya que con las muertes que se producen en los periodos de veda no es suficiente". Sea la que fuere, los agricultores necesitan una solución a los problemas que padecen desde catorce o quince años.

Y es que los ejemplos son claros. Olivos plantados hace catorce años tienen una altura de tres metros y una frondosa copa que en temporada pueden producir 50 ó 60 kilos de aceitunas. Junto a estos, se pueden apreciar otros árboles de la misma edad que no superan el metro de altura y que tienen una producción de cero kilos. "Son inservibles", asevera otro afectado.

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