Tribuna

Vanesa Navarro

Toti es patrimonio inmaterial de Huelva

Ojalá tuviera la capacidad de plasmar en una viñeta la valentía y el prestigio de un periodista como él. Por aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Y porque mil lágrimas empapan, en maldito presente continuo, este indeseado folio en blanco.

Huérfana, ya, de tus clases eternas de humanidad, me siento afortunada por haber aprendido que el espíritu del periodismo nunca va solo, siempre va acompañado de una imperante dignidad.

¡Me has dejado en primero de rebeldía, maestro!

No sé a qué género periodístico va a pertenecer este texto, perdónenme los lectores, pero a mí el maestro Toti me enseñó que cuando se escribe con el corazón, no hay formato que soporte esto.

Sobre todo porque una “crónica sobre tu muerte anunciada” me atraganta, compañero.

Y porque una elegía me quema mi corazón minero.

“Pero no moriremos./ Fue tan cálidamente consumada la vida como el sol, su mirada./ No es posible perdernos”. (Miguel Hernández)

Tú no puedes morirte porque a ti te nacieron para luchar por un mundo justo, y en eso tienes aún tarea, maestro.

Y porque si tuviera que construir un reportaje sobre tu legado, tendría que irme hasta la cuna de Da Vinci para explicarle a Huelva que tú eres nuestro Leonardo, el de este siglo que hoy te llora.

“Ninguno te sentimos muerto todavía”, diría Alberti al enterarse que te has marchado a exponer allá donde tú hayas querido irte, a pintar la eternidad.

¿A dónde vas? Te grito, si no te fuiste con tu corazón quebrado.

¿A dónde vas, maestro? Si “hoy es siempre todavía”.

Que no puedo contar nuestra lucha, ni enfrentarme al capital con versos sino es contigo.

Que no puedo esnifar a nuestro Galeano si luego no lo disfrutamos café en mano.

Qué cómo edito mis locuras si no es con tus pinceles cuerdos de sapiencia.

Qué cómo le cuento yo a la vida que tu “pasionaria nervense” te debe su conciencia periodística y sus primeras letras rebeldes.

¡Duele, tu memoria viva, duele!

Su prestigiosa conciencia, su envidiable creatividad, su pasión por la cultura y la revolución (feminista será, te lo prometo), su impecable dignidad no morirán nunca, ya son patrimonio inmaterial de Huelva... y es lo más objetivo que les puedo contar.

Amigo del alma, ¡Huelva usted mañana!

A mi admirado Vicente Toti.

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