Tribuna

Juan carlos rodríguez Ibarra

Ex presidente de la Junta de Extremadura

Rostro masculino

Otras siglas han llegado; unas para tomar el cielo por asalto y otras para tomar el control de la derecha. Ya no se sabe si quieren la revolución o la evolución

Rostro masculino Rostro masculino

Rostro masculino / rosell

Se convocaron elecciones generales. La legislatura no daba más de sí. Unos tenían mucha prisa y otros tenían mucho miedo. Algunos deseaban el anuncio de disolución de unas Cortes que nacieron con fórceps, y otros temían perder su situación privilegiada. Lo que está por llegar es una incógnita. Desde 1982 se sabía que gobernaba el PSOE o que lo haría el PP. Estaba instalado el malmirado bipartidismo. Los amantes de emociones fuertes añoraban situaciones que impidieran saber el desenlace final. La aparición de nuevos partidos ha venido a llenar de misterio y de incertidumbre las elecciones generales de 28 de abril próximo. Los más descreídos o los más veteranos -que no tienen por qué ser la misma cosa- saben que apareció la Operación Roca, el CDS, UPyD, Izquierda Unida para llenar de dramatismo el panorama electoral español y, al final, desaparecieron y volvió el agua a su cauce. PP y PSOE parecían ahogarse ante tantas siglas de nuevo cuño, pero fueron quienes mejor aguantaron el chaparrón. Encogieron como encoge un mal tejido cuando se moja, pero, con la que está cayendo, siguen resguardando las esencias del pensamiento liberal conservador y socialdemócrata. Como dice la canción: "Sin novedad señora baronesa".

Otras siglas han llegado; unas para tomar el cielo por asalto (salvo que estén disfrutando el permiso de paternidad) y otras para tomar el control de la derecha. Ya no se sabe si quieren la revolución o la evolución. Si se centran o se descentran. Lo que sí se sabe es que, una vez más, el debate de investidura de quien aspire a la Presidencia del Gobierno de España tendrá rostro masculino, pues hombres serán los encargados de examinar al hombre que pretenda dirigir al país en los próximos años.

Inés Arrimadas, una de las militantes más destacadas y comprometidas de Cs, ha decidido dar un paso más y representar a todos los españoles en el Congreso de los Diputados desde la circunscripción de Barcelona. Es la única afiliada de Cs que ha ganado unas elecciones. Su victoria tuvo lugar en Cataluña, plaza difícil donde las haya, para un candidato constitucionalista. Ella se presentó y ganó. La única de su partido. Y cuando decide ir a Madrid, no le ceden el puesto de candidata a la Presidencia del Gobierno, porque… ¡Es mujer!

Susana Díaz, que era presidenta de la Junta de Andalucía, se creyó con el derecho, la fuerza, la inteligencia y los méritos suficientes para disputar la Secretaría General y, consecuentemente, la candidatura a la Presidencia del Gobierno de España, en unas elecciones primarias que perdió. Perdió esas elecciones y la Presidencia de la Junta de Andalucía… ¡Es mujer!

Soraya Sáez de Santamaría, que fue la mano derecha del presidente Rajoy, se creyó con la capacidad suficiente y la formación adquirida en sus años de Vicepresidenta de gobierno para poder disputar la candidatura a la presidencia del PP y, consiguientemente, a la Presidencia del Gobierno a Pablo Casado. Los militantes populares le dieron su apoyo. Ese apoyo voló cuando tuvo que ser ratificada por el Congreso de compromisarios populares. Lo que la base le dio el poder del partido se lo quitó… ¡Es mujer!

Vuelve. Con ese cartel nos anunciaban la buena nueva de quien ha confundió el permiso de paternidad con la baja por enfermedad. Mientras disfrutó de ese permiso, una mujer desempeñó interinamente el cargo de coordinadora general de Podemos. No parece que ella -Irene Montero- haya desempeñado peor que él -Pablo Iglesias- el trabajo de dirección en Podemos. Pero vuelve él, y ella desciende de la peana para que la ocupe el hombre. Ella... ¡Es mujer!

Inés Arrimada fue la única que ganó. Susana Díaz, fue la candidata de la Federación socialista con más afiliados y más número de votantes en valores absolutos. Soraya Sáez de Santamaría era la parte más moderada del PP, e Irene Montero demostró que no está donde está por su relación con el líder de Podemos. Ninguna consiguió la primacía, porque en lo referente al liderazgo de los partidos políticos, la cosa sigue siendo terreno reservado al género masculino. Pasó el 8 de marzo y hemos oído los cantos de alabanza que han dedicado los líderes masculinos a las mujeres. Han valorado y ensalzado sus méritos y capacidades; su preparación y su coraje. Pero cuando esas mujeres intentaron escalar al vértice del triángulo, las tiraron por la ladera. En el vértice solo cabe una persona. Esa persona en PP, PSOE, Cs, Podemos, PNV, PDeCAT, ERC, IU… siempre tiene rostro masculino.

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