Sin prisas

07 de agosto 2025 - 03:06

Desarrolla músculos fuertes, nutre los nervios agotados y enriquece la sangre. Los médicos afirman que es más rica en carbohidratos que un vaso de leche; muy recomendable después de la gripe y otras enfermedades debilitantes. Ayuda en casos de insomnio, alimenta y da fuerza. “¡Es buena para ti!”. Este anuncio se publicó hace casi un siglo en The Times de Londres. ¿Adivinaría de qué hablo? Si dibujo un vaso con forma de tulipán invertido, lo serigrafío con una arpa dorada (con las cuerdas hacia la derecha; la bandera las tiene al revés) y hago aparecer un colorido tucán, seguro que ya no hay duda. Sí, la famosa Guinness, pero con un spot que hoy se ganaría una buena multa de la UE por healthwashing.

Hay una planta completa de su espectacular museo en el centro de Dublín que recorre las ingeniosas campañas que han acompañado a la legendaria stout irlandesa desde que, un 31 de diciembre de 1759, el visionario Arthur Miller arrendara St. James’s Gate Brewery por 9.000 años y 45 libras de anualidad. El anuncio del Times es el primero de su historia pero el que a mí más me gusta de John Gilroy es el pez pedaleando: “Una mujer necesita a un hombre tanto como un pescado a una bici”. ¡Ya lo tengo en formato de imán!

En realidad, basta con darse una vuelta por Temple Bar, por cualquier bar (y poco importa si nos entendemos en libras o en euros), para dejarse contagiar por lo mucho bueno (real y mitificado) que tiene la Guinness. Ya sé que una pinta no está bien tirada si su característica corona de espuma no mide entre 12 y 18 mm., que la cebada se tuesta a 232 grados, ni uno más; que hay un 38% en el ADN de su levadura que es desconocido (guardan una cepa bajo llave de la original); y también sé por qué es negra, por qué sabe a chocolate, pan tostado y café y por qué, aunque eso no lo cuenten, ¡da (muchos) gases!

Aunque lo parezca, no me han pagado para que escriba este artículo; lo he hecho yo ¡y a qué precio va la pinta! El tempo pausado de disfrute que ha marcado toda la historia de este emblema nacional, incontestable e imbatible a los dos lados de la frontera (¿sabían por cierto que la Guinness, hoy, es propiedad de una multinacional de Londres?), es justo el que está utilizando Mahou este año para celebrar el centenario de la también icónica Alhambra 1925 (la verde, la caducá). Con permiso del liderazgo de Cruzcampo en Andalucía, es perfecto para dar la bienvenida a las vacaciones con una llamada a la resistencia estival. Sostenible y sin prisas. ¡Cheers!

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