¿Cómo se va a las playas de Huelva?

El Malacate

El colapso de tráfico en la A-49, el carril único y los traslados alternativos de Renfe en autobús por obras revelan las dificultades que hay en las comunicaciones, a las puertas de la temporada turística

Retenciones en la salida de la A-49 desde Huelva por obras de asfaltado hace dos semanas.
Retenciones en la salida de la A-49 desde Huelva por obras de asfaltado hace dos semanas. / Alberto Domínguez

Huelva/Este fin de semana no hay manera de llegar en tren a Huelva. En pleno 15 de junio, apretando el calor y con el personal deseoso de una escapada playera como anticipo del verano. Y en dos semanas, a las puertas de julio, nos encontraremos de nuevo en las mismas. Los más afortunados, empezando las vacaciones y buscando costa. Pero no aquí en Huelva. A menos que vengan por carretera. Y en ese caso, ateniéndose a las consecuencias: posibles retenciones por las obras de reparación de un firme en muy mal estado, o por las que provoca el carril reversible que cada fin de semana se abre entre el Aljarafe sevillano y la salida de la A-49 a Matalascañas. Llegar al resto de la costa onubense no es tan fácil.

Hace quince días, las esperadas obras de asfaltado en la autovía provocaron un colapso del tráfico en la salida de Huelva. Y otro monumental cabreo entre los onubenses. Los trabajos se pararon y aplazaron. Se “replantearon”, según se dijo entonces desde la Subdelegación del Gobierno. Pero no se ha vuelto a dar más detalle del momento y la manera en que se retomarán; hasta este viernes, de forma escueta y sin precisar. Sigue el temor en Huelva de que en ese amplio rango de horas contemplado para continuar el trabajo pueda volver a afectar a la circulación. Y con ello, que condicione la forma de llegar o salir de la ciudad.

Los empresarios turísticos están que trinan. Huelva tiene pocas oportunidades de desarrollo en el sector, condenada a la estacionalidad del verano, con sol y playas. Si ahora, en el arranque de la temporada, se sufren inconvenientes añadidos en las de por sí pobres comunicaciones existentes, hay un nuevo palo en la rueda para no avanzar. Y provocar más mosqueo.

Porque, realmente, ¿no había otro momento para acometer las obras en la línea de tren y en la autovía? ¿Debían sustituirse trenes por autobuses dos fines de semana de la segunda mitad de junio? ¿Esperamos que alguien de Madrid se plantee estos días coger el tren para hacer una escapada a nuestras playas? Ya el servicio ferroviario habitual ayuda poco, pero seguro que ninguno de nosotros se expondría a gastar tres días de su tiempo para ir a una provincia remota en un tren con deficiencias y con transbordo en autobús incluido. Por muy paradisíaca que fuera.

Las obras de asfaltado y ese tercer carril en sentido contrario, que tanto duele a los onubenses en estas fechas, se suman a ese servicio de trenes que ahora, aun puntualmente, no mantiene su integridad y alimenta un poco más la crítica y el desencanto. Ni aunque el resultado posterior sean mejoras necesarias. Ahora quedan demasiado lejos y el pico de pasajeros estival en la línea está ya aquí.

En esta ocasión no hablamos de AVE ni de aviones. Sólo de mantener lo que ya tenemos. Y cuesta. Y no solo en la A-49. También en el otro lado.

Las caravanas hacia Punta Umbría

La salida de la capital hacia las playas es ahora un punto especialmente caliente en las carreteras. Fin de semana de calor, escapadas a la costa. A Punta Umbría, especialmente, y a El Portil y el resto del litoral occidental. El embudo, de nuevo, en el puente del Odiel. Y este mes, aunque sólo de lunes a viernes, con el Puente Sifón cerrado por actuaciones, un año después de haber sido completamente restaurado. Nuevas obras que no se entienden. Salvo por el hecho de que ese viaducto debería limitarse más a su función para las conducciones de agua que para el tráfico rodado. Lo que empujaría a la urgencia de un nuevo puente.

La patata caliente volverá a un punto que sólo se ha parcheado en el pasado reciente sin que se aborde la única solución válida para un problema en crecimiento constante. Y no sólo en verano.

Es momento de que se plantee la construcción de ese puente nuevo para Huelva y que se potencie transporte público colectivo alternativo. Ayudará en verano para ir a Punta y al resto de playas. Y durante todo el año, a quienes viven en los núcleos de Aljaraque, que sigue creciendo exponencialmente cada año. Ignorar estos avisos es de la misma torpeza que programar obras en una línea de tren dos fines de semana de verano.

Y sin pedir ahora alta velocidad o aeropuerto, que todo eso lleva otro ritmo, las dificultades siguen para entrar o salir de Huelva con lo que ya tenemos. Volvemos a trasladar una imagen bochornosa y de nuevo sufrimos una campaña de descrédito que torpedea la imagen y la competitividad de una tierra a la que cada vez más le cuesta ser destino turístico entre la oferta nacional. Si fuéramos mal pensados, hasta cabría sospechar que se quiere quitar de enmedio a Huelva, no vaya a estorbar demasiado a los demás. Pero hay tanto desaire hacia esta provincia que es pura ilusión que se le tenga tanto en cuenta como para orquestar a su alrededor. Ni para conspirar en su contra. Para eso estamos quedando.

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