La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
'LA BRUJA'
Cines Artesiete Holea Huelva.- Producción: Estados Unidos, 2015.- T.O: 'The witch'.- Duración: 132 minutos.- Dirección y guión: Robert Eggers.- Fotografía: Jarin Blaschke.- Música: Mark Korven.- Montaje: Louise Ford.- Intérpretes: Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw, Lucas Dawson, Ellie Grainger, Julian Richings, Bathseba Garnett, Sarah Stephens, Jeff Smith
El título de la crítica no es otro que el subtítulo de la película que figura al principio: Una leyenda de Nueva Inglaterra. Al final se nos aclara, y con ello no adelanto nada que pueda restar ni un ápice su interés, que el film está basado "en muchas leyendas, cuentos y relatos de brujería histórica, incluyendo diarios y documentos de juzgados" y que "gran parte del diálogo proviene directamente de esas fuentes". Nadie mejor para revelarlo en imágenes que el propio director, Robert Eggers que creció y se crió en esa zona, Massachusetts, y conoce muy bien los mitos y supersticiones propios de los colonos ingleses del siglo XVII a los que, como vemos a lo largo de la historia, no fue ajeno.
Y así nos cuenta como en 1630 la familia de emigrantes ingleses compuesta por William, su esposa Katherine y sus hijos Thomasin, Caleb, los mellizos Mercy y Jonas y el pequeño Samuel, son expulsados de los territorios de la colonia, según los jueces: por haber "deshonrado las leyes de la comunidad". Proscritos en su mísera y yerma granja y bajo el peso de sus arraigadas creencias, su intensa piedad religiosa, sus rezos y su firme devoción calvinista, se ven atribulados por la repentina desaparición de Samuel. Todos temen lo peor. A partir de ahí se suceden una serie de hechos misteriosos, tenebrosos e inexplicables. Las sospechas de brujería se centran fatídicamente en la hija mayor y el temor de un poder diabólico que se adueña del entorno familiar acaba convirtiéndose en una terrible pesadilla.
En su opera prima, el director estadounidense, Robert Eggers, que debutó con éxito en los escenarios con la adaptación teatral de Nosferatu el vampiro, la mítica película que el alemán Friedrich W. Murnau dirigió en 1922, ha conseguido resolver en un bien estructurado movimiento de cámara y disposición de planos de impresionante factura cinematográfica, un relato tenso que desde sus primeras imágenes impresiona al espectador y conjuga una narrativa inquietante, alarmante, turbadora y de creciente intensidad dramática. Ha utilizado ese tema recurrente en el cine de terror del bosque, que pueda recordar otras películas del género, como elemento de constante amenaza, angustia y misterio para el espectador.
Aunque se hable, especialmente en su publicidad, de una película de terror, La bruja, que tan gratamente sorprendió a los espectadores del último Sundance Festival, el más prestigioso certamen de cine independiente y debutante, donde ganó el premio a la Mejor Dirección, no lo es tanto, aunque tenga escenas de un escalofriante y pavoroso realismo, de trágicas consecuencias y demuestre sobre todo un valioso ejercicio fílmico. Hay secuencias resueltas con un gran sentido estético y fotográfico, que constituyen un retrato aterrador en muchas ocasiones de la superstición y el fanatismo. Espléndidas su creciente intriga, su inteligente utilización del terror, su captación de los detalles y la sorprendente interpretación, especialmente de la joven actriz Anya Taylor-Joy, en ésta su primera película.
QUIROGA
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