
A paso gentil
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Poquito a poco
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Apropósito de los incidentes de Torre Pacheco (40.000 habitantes, el 30% de origen magrebí), que siguen produciéndose pese a la intervención de 75 agentes de la Guardia Civil a los que hoy se añadirán 20 más, citaba ayer el realismo con ideal que propone en sus escritos e intervenciones el filósofo Javier Gomá, cuya última aportación es el artículo Realista con ideal publicado el domingo pasado en El Mundo. Alguna vez he recomendado aquí las obras de este pensador en mi opinión esencial, sobre todo, en lo que esta cuestión se refiere, Ejemplaridad pública (Debolsillo) que, junto a La virtud en la mirada (Pre-Textos) y La compasión (Fronterad) de Aurelio Arteta, suponen aportaciones fundamentales sobre la ética privada y pública.
Critica Javier Gomá a los “realistas a secas” que actúan dando las situaciones y la naturaleza humana por inmodificables, adaptándose a las condiciones presentes y renunciando a cambiarlas (lo que siempre las empeora). Soltar los remos para ir a favor de la corriente. Muchas veces se ha entendido la educación como la adaptación del niño y el joven a las circunstancias, sean estas las que sean, desistiendo, por el supuesto bien del educando, de los ideales que puedan suponer un lastre para su éxito en la sociedad.
Y critica igualmente Gomá el idealismo sin realismo que tanto sufrimiento, sangre y fanatismo ha provocado e inspira. “El ideal es una propuesta de perfección –escribe–, pero la realidad es consustancialmente imperfecta. Confundir ideal con realidad ha sido uno de los vicios de los utopistas a lo largo de la historia. Hay que conjurar ese riesgo para exorcizar el peligro de fanatismo: no ser utopistas, sino realistas con ideal”.
Solo el realismo con ideal, es decir, el que reconoce que la inmigración incontrolada plantea problemas agravados por la mala o ninguna gestión de la integración de los inmigrantes, actuando en consecuencia para evitar tanto la segregación de los inmigrantes explotados o dejados a su suerte, como las tensiones y enfrentamientos que esta situación provoca a mayor beneficio de los xenófobos y racistas organizados en las redes o de la ascendente extrema derecha. El ideal sin realismo y el realismo sin ideal, con su carga de manipulación política, solo agravan la cuestión.
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