La generosidad de los artistas

La apasionante aventura de descubrir y poseer el arte en el Otoño Cultural Solidario

Artistas de Huelva, también de otros lugares de España y de Iberoamérica, conscientes del papel germinal que desempeñó Huelva en la conexión entre la vieja Europa y un continente sin nombre, que hasta finales del siglo XV era para los de acá inexistente o, a lo más, pura leyenda; unidos, con el resto de los humanos, por la amenaza de una terrible plaga, esta vez global, que hace pensar en la ira divina desencadenada, no tan alejada esta versión de los que piensan que una naturaleza inmisericorde toma cumplida venganza de la raza que la agrede sin contemplaciones; sabedores de que, a despecho de los avances tecnológicos, como dicen ocurrió en la Torre de Babel, la soberbia humana lleva al desastre; convencidos de que la salvación se encuentra en una superación de los egoísmos, sean individuales o compartidos, para que los valores humanos, los auténticos valores de la humanidad, se conviertan en criterio y guía de nuestro caminar en el tiempo…

Ellos saben que la gran amenaza, no por invisible menos real, tal vez más amenazante cuanto menos visible, nos iguala en el temor. La alarma general que nos ha confinado a todos ha llevado su creatividad a las catacumbas, ha cerrado los espacios expositivos que apenas empiezan ahora a entreabrirse de forma vergonzante; algunos, cuando han intentado refugiarse en su obra, se han dado cuenta de que quedaba irremisiblemente condicionada por la circunstancia; quizá, en el mejor de los casos, esa limitación ha dado también frutos espléndidos, nunca se sabe de la capacidad de la inspiración a pesar de ser regada con aguas turbias…

Han abierto sus ojos, acostumbrados a ver más allá, y se han dado cuenta, como el sabio que se lamentaba por tener que alimentarse con las hierbas del campo y observó cómo otro sabio iba recogiendo las que él desechaba, de que además de las víctimas mortales del desastre ha quedado herido un sistema que, desde nuestro orgullo, nos parecía inatacable. Hasta los que se sentían más abrigados ahora se estremecen de frío, pero los que ya antes se encontraban en los márgenes, millones de gentes, ahora se ven abocados al gélido abismo de la desesperanza. Los artistas intentan poner una gota de bálsamo en las heridas infectadas y lo hacen con lo mejor que tienen: sus obras de arte hechas con alma. Están ahora en la subasta del Otoño Cultural Solidario. Descubrirlas y poseerlas será una apasionante aventura.

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