Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Nos falta 'La clave'

No me cabe duda de que 'La clave' es un símbolo imperecedero de la Transición y de lo que significó aquella etapa

No sé qué sorprendería más en estos tiempos, si un presentador semioculto entre las volutas de humo de su pipa o un debate de expertos sobre un asunto en el que nadie chillara, el análisis pausado y argumentado fuera la norma, se matizara con exquisitez y lo importante, en palabras de su director, José Luis Balbín, no fuera vencer, ni siquiera convencer, sino, simplemente, reflexionar con los espectadores.

Los que crecimos -en edad, saber y gobierno, que dice mi padre- viendo cada viernes La clave, aprendimos que nadie sabe de todo, que un debate es un intercambio de ideas y argumentos, que se puede discutir con cualquiera si ambas partes dialogan con educación y respeto y que hasta los más distanciados ideológicamente encuentran puntos de acuerdo si están dispuestos a buscarlos. Y también, que no hay soluciones sencillas para asuntos complejos, más allá de las que puedan pergeñarse en las barras de los bares, que ganan en simplicidad de modo directamente proporcional al alcohol ingerido por los pensadores.

No me cabe duda de que La clave es un símbolo imperecedero de la Transición y de lo que significó aquella etapa de nuestra historia tan vilipendiada hoy por los mismos que dicen que hubieran acabado con la dictadura, aunque nacieron con Franco enterrado. Gracias a La clave, los españoles pudimos ver a líderes e intelectuales de izquierda y derecha debatir sin alharacas, aspavientos, insultos o gritos. Y sobre todo, sin acusarse de nada, ni recurrir nunca a argumentos ad hominem. Estoy convencido de que la diferencia con los debates políticos que hoy se nos ofrecen en las diversas televisiones, públicas y privadas, está en la cuidada preparación de los asuntos, la liturgia del debate sosegado y sobre todo, la evidente calidad de los invitados. Cada semana, asistíamos a una conversación entre expertos de primer nivel, líderes sociales y personas directamente implicadas en el asunto a tratar. Hoy, siempre debaten -es un decir, porque más bien se gritan- los mismos. Vivimos la época de los todólogos, chillones y maleducados que no tienen más fuentes de conocimiento que la Wikipedia, los mensajes de whatsapp y las contraportadas de los libros. Si, como afirmaba Giuseppe Piermarini, el arquitecto de la Scala de Milán: "Tutto e teatro è tutti siamo attori", crecimos deleitándonos con Lope y Calderón en La Clave y hoy malvivimos sufriendo teatrillos de mala fortuna.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios