La cultura en riesgo de Covid-19

La cultura debe ser defendida como parte irrenunciable de la identidad humana

Hoy la prioridad es proteger la salud y prevenir las consecuencias económicas de la pandemia". Esta obviedad, que en principio todos compartimos, es esgrimida por algunos para dejar a la cultura en una zona de sombra. Tan a la sombra como lo está el señor José Manuel Rodríguez Uribes que, como ignoran millones de españoles, es nuestro ministro de Cultura y Deporte. Ya fue todo un síntoma el relevo hace tres meses de José Guirao, un experto en gestión cultural de primer nivel, comprometido y con un proyecto que no tuvo tiempo de desarrollar en sus dieciocho meses al frente del Ministerio, al ser sustituido por Uribes, un filósofo del Derecho sin méritos conocidos en el campo de la política cultural. Desafortunadamente para este y para el sector que debería defender, en reciente rueda de prensa ha dado la imagen de renunciar a liderar las preocupaciones de un sector que está padeciendo intensamente las consecuencias de la situación de alarma extrema que vivimos.

Sin embargo, la cultura debe ser defendida y no solo por su muy importante contribución al producto nacional, sino sobre todo como parte irrenunciable de la identidad humana. Elia Domenzain, desde México, me informa de que allí también se encuentra severamente amenazado el porvenir de la cultura y cita una frase de Churchill, cuando un ministro británico, en plena II Guerra Mundial, sugirió retirar temporalmente el apoyo económico a la cultura: "Si sacrificamos nuestra cultura, ¿alguien me puede explicar para qué hacemos la guerra?".

El mundo de la literatura, de las artes plásticas, del espectáculo en sus diferentes aspectos, se siente minusvalorado en España y no percibe hasta ahora la empatía que, si no el Gobierno, al menos su Ministerio debería sentir hacia el sector. Bien podrían haberse puesto en marcha gestos como, a título de ejemplo, la previsión de apertura de las librerías: el riesgo de aglomeraciones en ellas es más bien escaso. Mejor aún, en un momento en que se habla de la necesidad y la dificultad de alcanzar pactos con sentido de Estado, recordamos que los programas de las últimas elecciones de todos los partidos contemplaban una radical reducción del desmesurado 21% que soporta actualmente el IVA cultural. En Portugal, es del 13%; en Italia, del 10%; en Alemania, del 7%; en Francia, del 5,5%... Al estar todos de acuerdo, debería ser un pacto sencillo. ¿Por qué no empezar por ahí?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios