Conocimiento

Creo que la educación es la virtud fundamental de nuestra sociedad libre y democrática en un Estado de Derecho. Y en ella son imprescindibles individuos preparados, cuanto más mejor. Cuantas veces me he ocupado del tema educativo he mostrado mi preocupación por un cierto déficit, unas inconcebibles carencias evidenciadas en los foros internacionales del saber, preocupantes y dignas de la más inmediata superación. A estas alturas todos debiéramos estar convencidos de que la educación como servicio público es una responsabilidad compartida por el Gobierno y las comunidades autónomas, coordinadas para que se eviten disfunciones y desigualdades. Sin embargo, la imposición de distintas leyes de Educación establecidas durante estos años de régimen democrático, no han satisfecho con realismo e idoneidad un sistema educativo pragmático y eficaz.

Me dejaba preocupado un oportuno, y muy interesante artículo, publicado en nuestro periódico,de nuestra compañera Marta Toscano, con un titular bastante llamativo, según el cual los profesores del IES La Orden afirmaban: “Estamos dando pie a crear una sociedad de individuos ignorantes”, reclamando un cambio en el sistema educativo “ante el deterioro tan grande que está sufriendo la educación en muchos aspectos”.

La afirmación es muy inquietante al decir que estamos ante la generación más formada de la Historia. El aserto muy manido no convence a todos. Ellos ponen el dedo en la llaga dando a entender que por “el deterioro tan grande que está sufriendo la educación en muchos aspectos” han decidido dar un paso al frente, denunciando la situación, bastante preocupante y analizando “las causas que están fallando en estos modelos y alzar propuestas” a través de redes sociales y de un blog para revelar estos análisis de su experiencia, estudios y reuniones.

Resalto esta información y la valentía de estos docentes que se atreven a radiografiar con realismo y convicción un sistema educativo que adolece de arraigadas carencias y limitaciones, al reafirmar que, el sistema educativo vigente “está llegando a un punto en el que enseñar conocimiento es casi imposible”. Lo cual, como escribe Marta Toscano, “les impide entregarse a su vocación: la docencia y les empuja a convertirse en profesores quemados”.