Caleidoscopio

Vicente / Quiroga

50 años de 'La niña de luto'

04 de abril 2013 - 01:00

JOSÉ Alejandro de la Corte, de quien habrán leído en Huelva Información muchos trabajos dedicados a Huelva y especialmente a La Rábida, motivo especial de su dilatada fidelidad a la historia del viejo cenobio franciscano, de tan singular significado en las conmemoraciones gloriosas de esta provincia, me facilita un número y varios recortes de la revista de información local Corumbel, editada por la Asociación de Amigos de La Palma del Condado, que evoca con especial profusión los cincuenta años que muy pronto van a cumplirse del rodaje de la película La niña de luto, de Manuel Summers.

Recuerda la interesante publicación, en cuya fundación tuvo también participación decisiva el propio José Alejandro de la Corte, cómo la filmación de la película en agosto de 1963 conmocionó la vida de la población palmerina: "Cohetes, madrugones, cables, focos, ruidos, gentes, prisas"…, escribía el gran periodista y entrañable amigo, reportero entonces del diario Odiel, Víctor Márquez Reviriego, a la sazón enviado especial del antiguo rotativo onubense, que tal era la importancia que dedicaba el inolvidable director del periódico, Antonio Gallardo Sánchez al acontecimiento, publicando páginas enteras sobre esa filmación, cuya noticia trascendió a otras latitudes provinciales.

Manolo Summers, que vivió muchos años en Huelva, hijo del que fuera gobernador civil de la provincia, palmerino de nacimiento, Francisco de Asís Summers Isern, persona de extraordinaria simpatía y especialmente querido por cuantos le conocimos y le tratamos, había suscitado una gran expectación tanto en La Palma del Condado como en Huelva capital, donde se hospedaba gran parte del equipo técnico y artístico de la película. Pero fue sin duda en la localidad palmerina donde se vivió con mayor animación el acontecimiento de manera que justamente "estallaba de entusiasmo y de público afanado en los últimos preparativos para el esperado Día de la Patrona", curiosamente junto a los tañidos de duelo que sonoramente acompañaban las escenas fúnebres de la ficción que se rodaban en esas mismas jornadas, como recuerda en su artículo de Corumbel, Manuel Ramírez Cepeda.

En resumen, una situación muy propia de Summers cuya película era todo "un alegato contra el exagerado prejuicio del luto pueblerino" y supuso uno de los primeros éxitos de su brillante filmografía, que truncó su prematura y lamentada muerte. El tema, que podía ser recurrente en el acervo literario español, tenía un referente familiar ya que algo parecido le había ocurrido a su hermano Paco en Lepe, donde la familia, que veraneaba en La Antilla, tenía especial raigambre. La gentileza de José Alejandro de la Corte me ha permitido evocar un acontecimiento tan recordado siempre en los anales cinematográficos de Huelva cuando van a cumplirse cincuenta años del rodaje de tan famosa película.

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