¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
Confieso que la cuestión de los aranceles, la entiendo en forma de titulares y poco más. La interpretación inicial es sencilla: se trata de instaurar unas posiciones proteccionistas de la economía estadounidense con el objetivo de favorecer a esta frente a la del resto del planeta ya que Trump, su Gobierno y quienes les votan y apoyan, consideran que “el mundo les roba” (utilizando la demagógica frase del nacionalismo catalán con relación a España). Pero no comprendo dónde residen las ventajas de poner patas arriba al sistema capitalista en su conjunto para la economía del país más importante tanto en su gestión, como en su práctica.
Trump mantiene que sus exigencias buscan proteger a las industrias estadounidenses de la competencia extranjera promoviendo el consumo de productos nacionales, lo que incentivaría el aumento de la producción interna y la creación de empleos en sectores que actualmente están muy afectados por la globalización. Esto fortalecería la economía de los Estados Unidos, puesto que disminuirían las importaciones y se reduciría el déficit brutal que acumula su balanza comercial. Pero los aranceles aumentarán los precios, lo que conllevará la disminución del poder adquisitivo de empresas y consumidores. Siendo lo más grave que provoca represalias por parte de otros países, lo que termina por provocar una guerra comercial que afecta muy negativamente a la economía global, a la que sume en la incertidumbre y el aumento de costos descontrolado. Así que el asunto no está claro.
Recientemente Juan Abarca, presidente de HM Hospitales y uno de los analistas mejor informados y más lúcidos de la actualidad, escribía en un artículo de su imprescindible post diario sobre las consecuencias que este lío tendrá en el precio de los medicamentos, de los que no sólo depende nuestra salud, sino la industria farmacéutica y los sistemas sanitarios en su conjunto; así como la investigación y la implantación o no de nuevos tratamientos. Abarca cita que se podrían perder hasta un billón de dólares en diez años, lo que conllevaría “perder la oportunidad de hacer las cosas de forma diferente”. Atentos a este asunto, ya que no se trata de si afecta o no al sector en que cada uno tenemos depositados nuestros intereses. Esto afecta a la salud. Es decir, a cuánto y cómo vamos a vivir. Y al precio a pagar por ello. Sean ustedes de derechas o de izquierdas: escuchen a Abarca, porque él sabe.
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