Ya no sabe uno qué nos queda por ver. La incultura, el revanchismo, la democracia mal interpretada y la cobardía de algunos nos están creando una cultura asnal sin sentido, valores, ética, educación, y falta de principios.

Lo que se está haciendo con la figura de José María Pemán, no tiene nombre. Conocí a Pemán, en la mejor etapa de mi vida, la juventud, y conservé su amistad, llena de admiración a su obra literaria que enorgullece a la cultura andaluza. Esta convivencia, en años inolvidables , hizo que ante muchos olvidos, traiciones, odios y desidias, me decidiera a escribir un libro sobre su obra que titulé Salada claridad, donde apoyado en los trabajos de este gran poeta, escritor, periodista, autor teatral, orador y mucha cosas más, traté de hace un esbozo de la categoría literaria de don José María, para conocimiento a través de los años de quién era y cuál fue su herencia al mundo de las letras y de las artes, mundos estos que bien definen la valía cultural y la personalidad de una figura que supo dar lustre a los valores que enaltecen el estudio y el pensamiento intelectual de una ciudad y de un gaditano que siempre tuvo una entrañable amistad y admiración por Huelva a la que definió maravillosamente en su obra Andalucía. Lo que ahora se está haciendo con su recuerdo es de tanta bajeza, maldad e ignorancia que solo puede definirse como un fallo de quienes llaman democracia a muchos canales de sectarismo y pobreza cultural.

A esos que ni saben, ni quieren saber, ni entienden porque su materia gris no da para más, les recordaría lo que de él dijo otro poeta gaditano, del Puerto de Santa María, del que han oído hablar y conocen más y no por cultura, sino por ideologías que a veces ni ellos mismo saben calibrar en su autentico y valor y sentido político.

Pemán y Alberti, dos poetas orgullo de Andalucía, que vivieron y compartieron su juventud en el Puerto, en el colegio de los Jesuitas.

Decía Rafael Alberti: "Ya es hora de que dejen de atacar y restarles méritos a Pemán que es poeta y de los buenos y además como persona ha tenido la hombría y el valor de mantenerse siempre, desde el principio, clara y fielmente en un mismo lado ideológico y no como otros tantos tornadizos que han ido yendo y viniendo de derecha a izquierda o de izquierda a derecha dando hábiles bandazos de conveniencia y de oportunidad".

Hoy, políticos con pitos y cañas de carnaval, corean derribos de placas, de estatuas, de calles, de bustos, en una triste interpretación de leyes que no respetan los valores eternos de la cultura, manchando también el patrimonio espiritual e inmaterial de una ciudad, a la que amo profundamente, en sus constantes éticas, nobles y de historia trimilenaria intachable.

Menos mal que en la vida todo pasa y vuelve, en la noria que gira en el tiempo, como los vientos que soplan en esa preciosa Bahía atlántica llena de luz y amistad que unen a Cádiz y a Huelva.

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