Confabulario
Manuel Gregorio González
Narcisismo y política
TRANSCURRIDA la estación estival, sin el sopor de la siesta ni la euforia del tinto del verano, las cuentas con relación al número de visitantes y de pernoctaciones en nuestra provincia no responden a las expectativas formuladas de altas ocupaciones en hoteles y casas rurales. Según la memoria presentada por el Consejo Provincial de Turismo, conocemos, con más indignación que tristeza, que Huelva no sale de su estancamiento en este servicio. Un año más, se recibe alta calificación en los servicios prestados y la más baja de Andalucía en desplazamientos.
Decepción de nuevo. Siendo más que encomiables los esfuerzos del consejo, de la Asociación de Agencias de Viajes, del Patronato de Turismo, de los ayuntamientos e, incluso, de las empresas privadas, lo que no puede ser, no puede ser. Por muchas firmas que haya recogido la Plataforma en Defensa de las Comunicaciones en Huelva y por muchos éxitos alcanzados en eventos internacionales (Fitur o la ITB de Berlín), no puede ser.
En la World Travel Market, a celebrar en Londres en noviembre, convenceremos a todos con nuestra Ruta del Vino, nuestro Rocío y nuestra Corta Atalaya. Pero cuando llegue el momento de explicar cómo se llega a Huelva, lo mejor será añadir como valor el turismo de aventura o de riesgo, que está muy de moda. Según cuentan las agencias, este año no recibiremos a los del Imserso pues no sólo sale caro el desplazamiento sino que muchos de ellos carecen de una robusta salud para viajar haciendo transbordos por doquier. Que no. Que nuestro jamón y nuestras gambas serán inmejorables pero ¿cómo tomarlos in situ?
Admitamos de una vez que sin buenas comunicaciones no hay turismo y asumamos que en este aspecto Huelva ha sido la gran olvidada, con Gobierno del PP o del PSOE. Echemos una mirada a los Presupuestos de 2015, intentemos pasar por alto que Burgos, Segovia, Zamora, Palencia o Valladolid han sido favorecidas con la Alta Velocidad y tomémoslo a risa. Porque es de chiste conceder a Huelva seis millones para una estación de un Ave inexistente, remate de unas vías inexistentes y complemento de unas obras inexistentes. No habrá estación, como no ha habido otras obras a pesar del dinero concedido para ello, pero si la hubiera sería un edificio más como el del Banco de España, el de Hacienda o el antiguo cuartel de Santa Fe ¿Quién se habrá chivado y le habrá contado al Gobierno que aquí coleccionamos edificios cerrados y sin utilidad?
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