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David Fernández
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YO estuve tentado de escribir un libro sobre Doñana. Cuando nuestro cincuentón Parque Nacional hoy Espacio Natural (¿) empezaba a ser noticia a escala mundial y, sobre todo, cuando estalló el conflicto que nuestros gobernantes andaluces jamás han querido ver sobre la lógica aspiración de onubenses y gaditanos de quedar unidos por tierra y no separados por un río histórico rompedor de esperanzas. El lector no debe perder de vista que ya en 1934 Almonte y Sanlúcar de Barrameda consiguieron que el entonces ministerio de Fomento y su representación territorial en ambas provincias redactasen el Proyecto de Carretera entre ambas localidades "a través de las arenas de Doñana". El asunto llegó a mis manos hace ya varios años, a través de documentos existentes en el Archivo Municipal de Huelva, después que ya en los años 70 los presidentes de las diputaciones provinciales de Cádiz y Huelva suscribieron un convenio para retomar el proyecto y aportando -¡ojo al dato!- cien millones de pesetas por barba…
El llamado "padre de Doñana", José Antonio Valverde, llegó a decir por esas fechas que la carretera era vital para el ya Parque Nacional, y la respuesta de la Junta de Andalucía no fue otra que silenciar esas declaraciones más que suficientemente autorizadas. Yo recuerdo que un político acuñado en estos pagos llegó a decir años más tarde que esa carretera no sería construida mientras gobernase el PSOE en Andalucía. Y así ha sido, y así lo aceptan aquí y allí, mientras las manipulaciones y el desgobierno campean por Doñana. Con los cuentos del lince y las aguas subterráneas que en los años 60 fueron evaluadas por la FAO como la bolsa más inmensa que se pueda uno imaginar. Y seguimos sin carretera y derrochando dinero a espuertas para salvaguardar al lince. Con nuevos proyectos e inversiones -yo diría que gasto- para evitar que mueran atropellados. Más de lo mismo y cada vez más oscurantismo.
Las cosas así hubo un presidente del Patronato al que le pareció algo maravilloso almacenar gas natural en el subsuelo de Doñana, mientras que el director-conservador era cesado de forma fulminante porque estimaba todo lo contrario. El presidente del Patronato se marchó pero la porquería se quedó y hoy resulta que Madrid, Sevilla e incluso la Unión Europea andan tirándose la pelota porque lo del gigantesco depósito sobre Doñana empieza a oler pero que muy mal. Hay quien esgrime con toda la razón que la Unión Europea ha gastado muchos millones de euros en la conservación de la Reserva de la Biosfera, y en estos momentos, para más inri, salen a la palestra 46 proyectos de investigación que en su mayoría buscan solución a los problemas que plantea la gestión del Parque-Espacio Natural. ¡Vaya galimatías! Con mucho dinero por medio porque la propietaria del proyecto dice que cumple la ley y si no hay vía libre quiere 358 millones de euros. Una bonita cantidad para ejecutar la carretera, que debería pagar la compañía, porque de lo contrario, si no es ejecutado el proyecto, ¿quién deberá pagarla? Tiempo al tiempo. ¿Adivinan quien saldrá perdiendo? Se admiten apuestas.
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