Agitar la vida

En fin, el precio de educar y ser educado, está en "agitarse la vida" tal y como decía María Montessori

Los docentes saben que enseñar no es fácil, que se trata de un proceso y complicado, pero tampoco lo es aprender. Por ello, lo mismo que se enseñan tantos contenidos (muchos de ellos inútiles), también habría que enseñar al alumnado a aprender. Decía María Montessori que "la primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejándola libre para que se desarrolle"; es decir, para que una persona de cualquier nivel educativo, edad, o situación, consiga aprender, debe salir de su "zona de confort" y querer aprender, trabajar, insistir… En fin, el precio de educar y ser educado, está en "agitarse la vida".

Cuando se lleva muchos años en la enseñanza, se van acumulando experiencias y vivencias de todo tipo y de todas puede aprenderse. Mientras que algunas son dignas de ser olvidadas, hay otras que merecen ser guardadas en algún rincón no solo de la cabeza, sino también del corazón; porque cuando una persona muestra ganas de trabajar y renuncia a lo cómodo, aprende más y mejor. Si, además, decide buscar nuevas fórmulas de aprendizaje y ensayar libremente, lo disfruta.

En este curso que ahora finaliza, una profesora de la Escuela Oficial de Idiomas de Huelva, Yolanda Domínguez, se arriesgó a zarandear las habituales normas habituales de enseñanza del idioma y propuso al equipo directivo, que también apostó por ello, una aventura tan inédita como novedosa: saltarse normas y convenciones, organizando un curso (le han llamado Curso 0) dirigido a personas adultas sin ningún conocimiento del inglés. La metodología del mismo es tan insólita como arriesgada: trabajar sobre la práctica del idioma sin evaluaciones ni calificaciones. Valorar en positivo cualquier cosa que se aprenda. Conseguir ese placer por saber más. Resaltar siempre el trabajo bien hecho, felicitar al alumnado por cualquier superación, antes que apremiarlo o sancionarlo…

Cómo imaginar que un grupo de personas diversas en edad, profesión o formación académica, en plena pandemia y sin presiones, saliese de la E.O.I medio manejando el inglés. Pocas dudas quedan de que, si las personas son diferentes, su formación también debe ser diferente. No se puede seguir diseñando planes de estudio, pensando en la mayoría, sin considerar las peculiaridades individuales. Urge que el profesorado apueste por el cambio y se arriesgue a adaptar las actividades, los materiales o los contenidos.

Ya sabe eso de "Los maestros hablan, los buenos maestros explican, los excelentes llegan al corazón del alumno"

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios