El Recreativo se ha ganado el derecho a ser el equipo a batir en esta recta de finales y como tal tiene que asimilar que hay que superar muchos obstáculos evitando el desgaste psíquico. A estas alturas donde cualquier rival se juega el ser o no ser, el equipo que marca tendencia tiene que hacer su trabajo mejor que la semana anterior por imperativo competitivo. Un colíder que desea prolongar su récord de 17 jornadas sin perder buscando el reto de las 19 invictas de la temporada 1990-91 (debut en el pozo de Segunda B) iniciado por Peguero ante el Marino (3-0) y que con la llegada de Fuertes llegó hasta la liguilla de playoff de ascenso cayendo en la segunda jornada en Manlleu (2-1), una marca establecida hace 28 años.

Y un respeto para este Sevilla Atlético incómodo y complicado merced a su palmarés casero: cinco meses sin perder tras nueve partidos cediendo tres empates y sólo tres goles en contra en la segunda vuelta ante su afición. Luciano Martín Luci, el lepero escudero y protegido por Caparrós durante 14 años, ahora asume el compromiso y la responsabilidad de su máster de posgrado. Y ha sido capaz de reconducir al filial desde el peligro a tocar la salvación tras dos meses sin perder (siete partidos) que llegó hasta Málaga (3-0) a principios de abril, un filial malacitano que fue el último en vencer en la Ciudad Deportiva sevillista a mediados del pasado noviembre.

El Recreativo vive este momento con el mejor sistema defensivo del grupo afianzando sus opciones fuera con nueve triunfos, siendo el segundo en puntuación (30) detrás del UCAM (31) y enlaza expectativas creíbles con su filosofía de juego recio y contundente en base a su identidad de equipo fuerte mental. Luci no dará facilidades y Salmerón aplica su estrategia para llevar el partido a su terreno. Y lo relevante es que hay un seguro de vida: una afición fantástica por bandera que te pide el máximo.