Cabeza, morocha, entrañas

23 de septiembre 2025 - 03:07

Hay neurocientíficos que aseguran que existe un sexto sentido y aclaran que no tiene que ver ni con el bueno de Bruce Willis ni con manifestaciones fantasmales misteriosas. Éste, explican, estaría ligado al aparato digestivo y a su forma de comunicación con el cerebro. Esa teoría se manifestó a la perfección cuando llegó el gol de Caye (tres en tres) el sábado, en la celebración de la grada albiazul presente en el bonito pueblo malagueño y con el ya famoso video del baile del grupo festejando los tres puntos, tan vitales como los que se consigan en abril o mayo si nos seguimos jugando los cuartos y cuando parezca, por entonces, que valen mucho más. Aquí todo quisqui tiene hambre y la cabeza dice que cada éxito hay que vivirlo como si fuera decisivo. Pues eso, el cerebro unido con las entrañas para lo bueno y para lo malo. Y yo veo más cosas positivas que negativas en ello.

A mí me parece perfecto que veteranos y noveles festejen, aunque un pequeño ratito nada más, todo lo que tengan que festejar: igual que soy el primero en no digerir derrotas deshonrosas es de cajón que para ascender hay que ganar mucho y que cuantas más victorias lleguen más cerca estaremos de un hipotético bañito en la fuente. Ver rabia, coraje, pasión e ilusión significa que hay sangre en las venas y eso no es baladí viniendo de la apatía general sufrida meses atrás.

A riesgo de ser más pesado que Antonio Lobato preguntando si queremos saber cuánto vale nuestro coche me atrevo a escribir de nuevo que los más de 13.000 locos (porque no hay otro calificativo) que siguen en este barco no se merecen otra cosa que no sea salir casi a alegría por partido, cueste ésta lo que cueste y llegue ésta como llegue. Los dos envites seguidos en casa han sido casi siempre, hasta en nuestros mejores momentos, una trampa mortal; yo sólo pido que este equipo le enseñe al rival y a todo ser que se ponga por medio –a veces se pone hasta el juez- el cuchillo entre los dientes desde el vestuario, que luego el fútbol dirá. Cuando éste falla las entrañas, junto los miles que hay detrás, suelen compensar. Así será siempre más fácil que a la morocha la saquen más a menudo a bailar…

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