Análisis

Sixto Romero

Presidente de la Academia Iberoamericana de La Rábida

Jesús Fernández Jurado en el recuerdo

Ningún olvido está justificado. Jesús, ya no estás hoy con nosotros, con tu familia, con tus amigos, con tu Academia Iberoamericana de La Rábida,… pero tu recuerdo seguirá vivo entre quienes sabemos lo que representaste para Huelva, tu Huelva.

Parece que fue ayer, querido amigo, pero en la década de los ochenta, Tejada la Vieja, nos unió por primera desde el punto de vista científico. Esta ciudad protohistórica fue la culpable de nuestra colaboración interdisciplinar entre Matemáticas, Geofísica y Arqueología. Fue uno de los yacimientos centrales de la investigación, en mi tesis doctoral, para aplicar modelos matemáticos a la Arqueología. Yacimiento que nos implicó a investigadores de diferentes áreas de conocimiento, hecho recogido en el excelente artículo Geophysical methods applied in archaeology: a compilation of present state of art in Spain de Brito-Schimmel y C. Carreras .

¿Cómo podría afligirme, querido amigo, la certeza de que hayas desaparecido y no estés entre nosotros? Nuestra amistad no se nutría de la vanidad humana, por eso la muerte tampoco puede vencerla, por mucho que su poder nos desasosiegue. Tantos nombres y fechas, la presencia fenicia en Onuba, Argantonio, rey de Tartessos, la época calcolítica en la provincia de Huelva, las cerámicas etruscas en Huelva, la minería y la metalurgia en la protohistoria de Huelva, ….que dominabas a la perfección, son irrelevantes para quien, como tú, amabas y vivías la vida con toda tu prodigalidad y pasión. Como afirma Ernst Jönger, que seamos capaces de conversar con nuestros amigos muertos sin tantas trabas y miramientos se debe a que nuestra memoria prefiere contemplar la vida inflamada antes de quedar reducida a ceniza. Por ello, Jesús, en lo irrepetible se oculta lo imperecedero, y sólo el espíritu fatigado ama aferrarse a las reliquias del tiempo. Pero es triste reencontrarse con los viejos compañeros donde reina la razón. Preferimos perseguirlos en nuestros sueños, siempre vagabundos, siempre en marcha. ¿Pues quién puede decepcionarnos menos sino aquel que ha levado anclas para siempre?

Destaco de tu discurso de entrada en la Academia Iberoamericana de La Rábida el 15 de febrero de 2001, Historia o ficción: de lo que fue a lo que contamos:

“…Así es como deberíamos enfrentarnos a la Historia, sin miedo al dolor que pueda producirnos la realidad que encontremos. Lo cierto, sin embargo, es que siempre huimos de lo que hemos sido y hacemos una lectura interesada de nuestro pasado, sea individual o colectivo …”

Querido Jesús, en nombre de la Academia Iberoamericana de La Rábida que me digno en presidir, esperamos que descanses lleno de paz en el cielo de los hombres buenos y en algún lugar del firmamento donde ya no exista el tiempo. Y si existe, que no se detenga. ¡Allí nos encontraremos de nuevo, amigo!

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