Sólo llevamos unos días de Cuaresma y la impresión que tengo, es que ya está llegando a su fin. Tradicionalmente, nuestras hermandades han ayudado a vivir el espíritu de conversión y de preparación que nos conduce a la celebración del Misterio Pascual. Además, como tiempo de oración la proliferación de quinarios u otros cultos a nuestros sagrados titulares, así como ejercicios de piedad, como el vía crucis, nos preparan para contemplar la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Eso sí, adaptando las indicaciones pastorales a la idiosincrasia particular que tenemos los andaluces.

Por eso, aún con la huella de la ceniza en la frente, me dispongo a sentir la llamada a la conversión y a creer, que es el estado óptimo que se nos pide y que debemos tener para encarar los próximos acontecimientos litúrgicos. Como cada Miércoles de Ceniza, me acerco a casa de mi madre, donde en familia, solemos comentar el inicio de la Cuaresma. Ella me suele castigar con la bendita penitencia de unas espoleás. Un exquisito plato a base de pan frito, harina, miel de romero, canela en rama y cortezas de limón. Todo endulzado con el cariño impagable que nuestras madres pone a estas cosas. ¡Cómo para no convertirme! Empezamos hablando del cartel como principal anuncio de la Semana Santa, que se acerca. Un cartel que después de navegar por tempestades en las redes sociales, atracó en la renombrada Feria de Turismo madrileña y ahora, una vez vuelta la calma, su destino ha sido reproducirse en formato mini y como cuadro innovador, permanecer varado en una de las oficinas del Ayuntamiento, para su próximo olvido. ¡Todo a destiempo! Hablamos de los cultos cuaresmales que las hermandades, con tanto esmero, suelen organizar y que sirve de preparación espiritual a sus hermanos en este tiempo litúrgico ¿cuaresmal? Las hermandades de penitencia a las que pertenezco, ni siquiera han esperado a que acabe el tiempo ordinario y comience la Cuaresma. ¡Ya están más que terminados! Eso sí, aprobado regladamente en su correspondiente asamblea. Comentamos gratamente la elección de la imagen elegida y el recorrido seleccionado del vía crucis que prepara el Consejo de Hermandades y que, al adelantarse, tendrá lugar el próximo lunes, ¡dentro de tres días! Para más inri, ya ha llegado el primer viernes de marzo, día de besapiés a los Cautivos. Otro de los ejercicios de piedad tradicionales de la Cuaresma que también termina hoy. ¡Las fechas tampoco ayudan este año! Como todo no va a ser, vivir espiritualmente la Cuaresma, me intereso por algunos ensayos de costaleros, ya que muchas igualás se hicieron una vez acabada la Navidad. También se han realizado algunos ensayos y precisamente esta noche, algunas no ensayan. De hecho, aunque anecdótico, ya se ha realizado alguna mudá de un paso a su iglesia. Me parece que todo va transcurriendo a destiempo, demasiado rápido y condensado en los primeros días de la Cuaresma. No me gusta vivir así este periodo. Lo entiendo de otra forma, más pausado, disfrutando de cada día, de cada momento, de cada instante. Me entristece pensar que en las próximas semanas, cuando mejoren las temperaturas y verdaderamente florezca el azahar, a los cofrades solo nos queden por disfrutar algunos conciertos de bandas, que muchos también se han realizado, algún ensayo solidario, la Exaltación a la Saeta y me temo que poco más. ¡Tocará esperar hasta el pregón!

Por si faltaba poco para tanto despropósito, ya en la calle, cuando aún quedan por celebrar algunos actos del Carnaval durante este fin de semana, se me acerca un amigo y me pregunta si voy este fin de semana a El Rocío, que este domingo es la peregrinación de la Hermandad del Rocío de Huelva. ¡Qué locura! ¡Todo a destiempo!

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