La mala educación

Fila siete

Vicente Quiroga

18 de junio 2008 - 01:00

En esta cartelera cinematográfica de Huelva, capital y provincia, congelada en tantos aspectos, inamovible por lo general y donde algunos títulos permanecen tanto tiempo, uno encuentra películas que llevan en ella sin razón demasiado tiempo. Quisiéramos pensar que se debe a su éxito, a la fervorosa predilección del público, a sus registros taquilleros, pero permitan que lo pongamos en duda cuando se nos dice que la asistencia no es ni mucho menos la que se desearía y que esas películas languidecen a falta de otros estrenos más gratificantes y la ausencia de producciones de mayor actualidad.

Uno de esos títulos, que advertimos en la cartelera provincial es Cobardes, que estrenada hace ya casi dos meses, aún mantiene su oferta cuando nos consta que ha sido uno de esos fiascos a nivel comercial de nuestro cine del que, sin duda, se esperaba más. Estrenada el 25 de abril pasado, la película dirigida por José Corbacho y Juan Cruz, que tantas expectativas despertaron con el éxito de su primera película Tapas (2005), viene a presentar uno de los temas polémicos de nuestro tiempo: el "bullying", el acoso escolar, la violencia en las aulas, uno de los deficientes aspectos de los que, tomando el título de Pedro Almodóvar, no es más que otra interpretación de la mala educación.

En principio Cobardes es un planteamiento valiente que nos aproxima al ámbito familiar, escolar y laboral que, de hecho, viven o padecen muchas familias. En primer lugar por sus propias bases domésticas, por el evidente "pensamiento débil" que estamos viviendo en todos los órdenes y del que escribe Gianni Vattimo, catedrático de filosofía de la Universidad de Turín, en una frase de su último, libro 'No ser Dios' y, sobre todo, y a mi modo de ver motivo fundamental, por unas deficiencias educacionales evidentes donde valores como la disciplina, el civismo y el respeto mutuo, es algo que va perdiendo enteros a pasos agigantados en nuestra sociedad y lo que es peor entre los alumnos de nuestro tiempo.

La visión que de este agudo problema nos brindan en su película José Corbacho y Juan Cruz parece demasiado simplista y en algunas de sus posturas realmente intrascendente, aunque la visión del chico maltratado se presente en ese grado de indefensión y soledad en la que generalmente se mueven las víctimas de estos despreciables y cobardes desmanes perpetrados por individuos desalmados y violentos. La teoría de los realizadores es que todos somos partícipes de esa cobardía. En cierto modo lo somos. Pero no queda muy bien expresado en todas sus consecuencias en un guión que desmenuza en pequeñas historias un grave problema general, que define a una sociedad urbana que se debate en un clima de temor y paranoia.

Son innegables las buenas intenciones y la honestidad de principios de Cobardes, sobre un asunto tan grave como es la agresividad que en los últimos tiempos se produce en los colegios, pero la falta, a mi modesto entender, una mayor fuerza narrativa, en tanto se aprecia cierta indecisión en determinadas posiciones argumentales y las intermitencias en la profundización de un tema, que por su trascendencia presenta el mayor interés de todos. En fin: ahí está la película que, sin duda, ha de llamar la atención de quienes reclaman para el cine su implicación en los problemas de su tiempo.

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