Cultura

La verdad duele

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- T.O.: 'The dilema'.- Producción: Estados Unidos, 2011.- Duración: 110 minutos.- Dirección: Ron Howard.- Guión: Allan Loeb.- Fotografía: Salvatore Totino.- Música: Hans Zimmer.- Montaje: Daniel Hanley y Mike Hill.- Intérpretes: Vince Vaughn, Kevin James, Jennifer Connelly, Winona Ryder, Channing Tatum, Queen Latifah

Que la verdad duele es un principio irrefutable que hoy se pone más de manifiesto que nunca cuando, quienes han cimentado su comportamiento en la apariencia y la mentira, ni siquiera ante la evidencia dan su brazo a torcer aunque la verdad les duela profundamente. En esta comedia, con la que se pretende volver a una de esas modalidades del género que Hollywood tanto ha cultivado, intenta en más de una ocasión trascendentalizar las actitudes sinceras y la fidelidad. Lo cual contrasta con sus frecuentes tentativas, como es el caso, de caer en la transgresión o la incorrección.

Así en esta película vemos como el solterón empedernido Ronny y el felizmente casado Nick comparten fielmente su amistad surgida en sus años universitarios. Tanto es así que fundaron su propia empresa y pretenden poner en marcha un nuevo proyecto que dará un notable impulso a sus negocios. La mujer de Nick, Geneva, y la novia de Ronny, Beth, comparten esa misma ambición. Pero Ronny sorprende a la esposa de Nick, Geneva, en brazos de otro hombre. Ello quiebra bruscamente la feliz imagen que tenía del matrimonio. Tratará de saber que pasa antes de decidirse a comunicar la mala noticia a su amigo e inicia una investigación que pone en peligro su propia existencia.

Ron Howard, el director, hacía doce años que no dirigía una comedia, género en el que siempre se movió con dignidad, ocupado como estuvo en una realización nada afortunada que todos recordamos, El código Da Vinci (2006). Dicen que la idea de ¡Que dilema! Surgió en el curso de una conversación entre el propio realizador y el productor, Brian Grazer, con el que ha trabajado en una perfecta compenetración. Una vez más volvemos a la fábula de la inmadurez y la trascendencia pero también, y en cierto modo, de la transgresión de lo políticamente correcto, esa patochada inventada por los del pensamiento único.

Fiel a su línea habitual Ron Howard no consigue ni el equilibrio ni el perfil más conveniente, pero entretiene y su trama acaba interesando al espectador aficionado a este género. Una vez más confía en la atracción de sus intérpretes y aunque a veces estos personajes no resulten muy convincentes, en otras ocasiones hay cierta química que permite que la historia funcione. A destacar la estupenda fotografía del italiano Salvatore Totino con el que el director trabajó en El código Da Vinci y la música de Hans Zimmer, ocho veces nominado para el Oscar, que en una ocasión consiguió. En suma una película que agradará a los amantes de relatos que aciertan a combinar con acierto el drama y la comedia.

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