Toros

A ver, ¿Cuántos vamos a ser?

  • Reflexiones en torno al festival taurino de Huelva del próximo 28 de febrero

A ver, ¿Cuántos vamos a ser?

A ver, ¿Cuántos vamos a ser? / Paco Guerrero (Huelva)

Pregunto por la taquilla del festival del 28 en Huelva. Me dicen que la cuenta va por tres mil entradas vendidas.Hago girar a mi cabeza imaginariamente en 3D y eso no es ni media plaza. Y me sorprendo. A veces no se por qué me sorprendo con esto del toro, pero esta vez sí. Porque se antojan muy pocas. Tres mil entradas es prácticamente ese tendido de abonados que siempre ha permanecido fiel a la plaza. Haya llovido de la forma que haya llovido. Pero ni por esas me cuadra con lo que a ocho días de un festejo debiera ser todo un argumento de compromiso en taquilla.Porque si algo es este festival es un compromiso. Un compromiso total para los que lo montan y para los que tenemos que ir. Digo bien, los que tenemos que ir. Un compromiso indudablemente cierto también para la Matriz y los rocieros.Este no es el festival de Morante, de Aguado, de Romero. Ni tan siquiera de Miranda. Este es el festival de la Hermandad Matriz de la Virgen del Rocío. Ese argumento y no otro es el que debe prevalecer en primer lugar: el compromiso con la Matriz.En segundo plano, el compromiso con el toreo. El compromiso con una plaza que ese día 28 necesita llenarse no solo de rocieros, que sí, sino de aficionados. De aficionados que respalden la idea de que en febrero es posible dar toros en esta Huelva acostumbrada hace ya mucho a dejarse ver solo en Colombinas. De aficionados al toro que apuesten con su presencia por el toreo y los que hacen el paseíllo.El argumento del cartel no es nada vacío. En realidad es rotundo. Morante pone la cara y aunque cueste la decisión antes de Sevilla va a cumplir con su palabra en Huelva. Esa rotundidad la aumentan dos sevillanos mas, Aguado y Ortega, bálsamo de amplio espectro para curar ansias de aficionado al toreo despacioso, la rematan la tremenda osadía torera del momento de David de Miranda y en esa rotundidad y emotividad que vende Andrés Romero en ese rejoneo brillante se abrocha la ilusión de alguien por descubrir y respetar como es García Palacios.A ocho días de un festival no se puede andar echando cuentas si me voy a a quedar con los veinticinco o dieciocho euros de un tendido en la tronera del bolsillo de mi pantalón o el monedero.Por no haber, ni la excusa de lo caro que cuestan los toros existe en este febrero de nuestra vida. Ni eso siquiera. Me sorprende, desde luego que ande tan parada esa taquilla porque no es un día normal. Nunca lo fue un festival a favor del Rocío. Nunca.Se me ha venido al relance del recuerdo aquel festival que durante años en estas fechas la Merced supo vivir con tanta plenitud torera como social y solidaria.El Festival de la Salve, se le terminó llamando. La cita emotiva. Con el coro rociero en el tendido de una plaza que cantaba cómplice a coro con el vello de punta aquella salve rociera urdida entre los capotes y trajes toreros de invierno con la plaza a tope dando respaldo a que todo existiera.Hoy, tres mil entradas son apenas nada para el argumento que debe tener ese día 28 de febrero la plaza onubense.Y no crean que les salgo con esta vaina con el argumento de la Virgen a la que jamás se me ocurriría meter por medio en mi argumentario. No, quien está por medio es la Matriz. Quien está por medio es la plaza de Huelva. Quien está por medio es el toreo. Y también el compromiso de los rocieros.Hay muchos compromiso por medio porque si me apuran ante la pregunta de ese titular que hoy preside este artículo mas vale preguntarnos ese ‘A ver, ¿Cuántos vamos a ser?, no vaya a ser que el petardo, porque lo sería, de media plaza nos vaya a dejar medio satisfechos.El 28 La Merced debe estar llena. Y que nadie se llame a engaño, esta no es una cita de colgar solo carteles a pie de semáforos o escaparates. Esta es una cita de pedirse cuentas taurinos y rocieros; es una cita de compromiso. De echarse 25 entradas cada uno en el bolsillo y colocarlas como si nos fuera la vida en eso. Y como si al camino se echaran, alguien debe decirles cara a cara a cara a las filiales que se les necesita. Que son importantes en su ayuda. No hace falta irse a pedirle el favor a la de Bélgica, pero de Benacazón para abajo hay suficiente arsenal para ponerle un lleno rotundo a la plaza. Otra cosa sería para hacérselo mirar seriamente todos los implicados. Así que a ponerse las pilas porque esto tiene que oler a día grande. Pongamos en pie la humildad, pidamos compromisos y a llenar esa plaza de toreo, de Rocío y de afición. Abramos los caminos a que este no sea un verso suelto en el febrero que cada año se viva en la plaza de toros de La Merced.

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