Nuevamente, el escritor José Calvo Poyato recurre al marinero de raza que fue Juan Sebastián Elcano, como protagonista principal de su última novela, La travesía final. En principio, a cualquiera podría parecerle que con lo narrado en su anterior obra, La ruta infinita, ya quedaba dicho, prácticamente, todo acerca del personaje que logró la hazaña de dar la vuelta al mundo, como sujeto central de otro relato.

Sin embargo, a medida que se van pasando las páginas, se comprueba y se hace evidente que la vida de Elcano da para mucho más, tanto por sus características personales como por todas las circunstancias en las que se vio envuelto y por la gran cantidad de acontecimientos que se produjeron a su alrededor.

De esta historia novelada se pueden destacar varias cosas: una de ellas el exhaustivo conocimiento que tiene su autor sobre lo que rodea a toda la trama, como buen historiador y por su exigencia de dar cumplimiento a los requisitos que deben cumplirse para que un texto determinado pueda etiquetarse como novela histórica.

A este respecto, siempre es de agradecer el que Calvo Poyato, como es su costumbre, especifique con claridad al comienzo o al final de sus obras qué personajes o hechos fueron reales y cuáles ficticios. Un detalle que le honra y que ayuda a interesarse más hondamente por la historia. Llama la atención, entre otras cosas, por ejemplo, el buen manejo que hace del rico e idiosincrásico lenguaje propio de la náutica; además, muy bien contextualizado en el periodo al que se circunscribe la acción, el siglo XVI.

Y eso es llamativo porque hablamos de alguien que es de tierra adentro; en concreto, de Cabra, un pueblo de la provincia de Córdoba, situado, aproximadamente, en el centro geográfico de Andalucía. De todas formas, tal pericia y pulcritud intelectual la viene demostrando reiteradamente en cada una de sus narrativas. Por otra parte, también hay que resaltar algo muy importante y es su evolución permanente; en cada nueva producción se aprecia un paso más hacia adelante en su estilo y en su capacidad para enganchar al lector para que continúe la lectura.

En La travesía final, una vez que la mirada se posa en la primera de sus páginas, uno se da cuenta de que se ha sumergido en otro tiempo como un espectador privilegiado, que no quiere renunciar a toda la información que se le ofrece, que mentalmente se ubica en los diferentes escenarios y que participa haciendo predicciones e imaginándose cuáles serán los desenlaces de las intrigas y adversidades que ha de afrontar Juan Sebastián Elcano.

El escritor Juan Eslava Galán ha dicho que con esta obra Calvo Poyato se revalida como maestro de la novela. Estoy de acuerdo y añado que seguro vendrán otras muchas que volverán a sorprendernos muy gratamente.