Entre la transición y la crisis
Junto al líder, Juan del Álamo, destacan Alberto López Simón, Víctor Barrio, Esaú Fernández y Thomas Duffau · Apuntes esperanzadores de Cristian Escribano, Arenas, Adrián de Torres, José Arévalo y Saldívar
El apartado taurino que más ha acusado la crisis económica en la temporada 2010 ha sido, sin duda, el novilleril. Las novilladas en España han caído en picado hasta alcanzar la cifra de 383, cuando hace tan sólo tres temporadas se celebraron 665 festejos. Si el hecho es grave, lo peor es que el sistema está viciado: la mayoría de novilladas picadas tienen lugar en plazas de primera categoría -por exigencias de los pliegos-, y hoy en día apenas se celebran en las de tercera categoría, circuito que era el habitual antaño. Se ha llegado al extremo de que los novilleros llegan a las plazas de primera sin rodaje en los cosos menores y así es muy difícil conseguir el triunfo. Para más inri, la mayoría de noveles, que se forjan en las escuelas taurinas, se encuentran sin apenas oportunidades cuando dan el salto a los festejos con picadores. Por ello, según transcurren las temporadas, nos encontramos con menos toreros preparados en este escalafón. Asociaciones de empresarios y toreros deberían fomentar el cambio de este sistema viciado si quieren que la cantera funcione. Las cifras cantan este año en cuanto torean en Madrid y Sevilla. Por Las Ventas pasaron 53 novilleros -31 de ellos debutantes- y únicamente se cortaron 6 orejas. Y en la Maestranza tampoco hubo triunfos de trascendencia.
Independientemente de la estadística, los toreros que han tenido una mayor regularidad, teniendo en cuenta que también han dado la cara en plazas de primer orden han sido Juan del Álamo, Alberto López Simón, Víctor Barrio y Esaú Fernández.
El mirogabrense Juan del Álamo, líder del escalafón y uno de los pocos diestros que consiguió un trofeo en la monumental venteña, realizó una campaña interesante, actuando con distinta fortuna en plazas de máxima responsabilidad -Madrid, Bilbao o Barcelona, entre ellas- y con regularidad en los éxitos en el resto de cosos. El madrileño Alberto López Simón dejó su impronta en plazas de primera categoría, como en su debut en Sevilla, donde derrochó valor ante una pésima novillada, Barcelona y Zaragoza, donde salió en hombros; además abrió la Puerta Grande en varios certámenes, como el de Arnedo, donde ganó el Zapato de Oro. El segoviano Víctor Barrio logró crédito tras su triunfo en Madrid, a mediados de junio, y pudo entrar en ciclos clásicos, como el de Calasparra, donde consiguió la Espiga de Oro. El sevillano Esaú Fernández, en blanco en sus presentaciones en Madrid y Sevilla, voló alto posteriormente en la Maestranza, cortando dos orejas orejas y rozando la Puerta del Príncipe y sumando triunfos en Algemesí, Guadarrama y Moralzarzal. Importante también la proyección del francés Thomas Duffau, quien consiguió varios trofeos en plazas de primera.
Entre otros toreros, con posibilidades y faenas esperanzadoras, se encuentran Cristian Escribano, José María Arenas, Adrián de Torres, José Arévalo, Arturo Saldívar y Gómez del Pilar. El madrileño Cristian Escribano dio una vuelta al ruedo en su presentación en Madrid, pero en Sevilla no logró el triunfo en una buena novillada de Espartaco. El albaceteño José María Arenas, que triunfó en su tierra, cortando dos orejas, dejó una carta de presentación aceptable en Sevilla, descollando como estoqueador. Adrián de Torres fue otro de los triunfadores en Madrid, cortando una oreja. José Arévalo derrochó valor en La Maestranza, donde dio una vuelta al ruedo. El mexicano Arturo Saldívar, con solidez, llegó a abrir la Puerta Grande de la plaza de Valencia. Gómez del Pilar, novillero avezado, cobró una valiosa oreja en Madrid. Y Jiménez Fortes, torero de acusada personalidad.
En este recorrido, que exige brevedad por el espacio, dos apuntes curiosos a cargo del mexicano Juan Pablo Sánchez y del sevillano Luis Martín Núñez. Sánchez, único torero que cortó dos orejas -una en cada una de sus tardes- en Madrid, declarado el triunfador del Certamen de novilladas en Las Ventas, no pudo torear en la final, en la Feria de Otoño, ya que para esa fecha había tomado la alternativa. Y Martín Núñez, que tras una actuación en Las Ventas se quitó el añadido en el ruedo en señal de retirada, se arrepintió de inmediato.
Sin un torero imparable de principio a fin de temporada, como sucedió en el escalafón superior con El Juli, algunos novilleros -como los analizados- dejaron su huella en una temporada con un escalafón en transición, en un año en el que descendieron drásticamente las novilladas -de 411 a 383- debido a la crisis económica.
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