Teresa España: Cupletista, folclórica y flamenca
Apareció en el panorama artístico en una época en la que los cafés cantantes estaban en declive y los públicos demandaban un flamenco más liviano
Historias del fandango: Teresa España, la artista total

Huelva/ELLA fue una artista total, capaz de ofrecer un repertorio que abarcaba desde el cante, el baile y el toque flamenco hasta los cantos regionales y los cuplets tan en boga. Y a esas capacidades añadió una simpatía personal y una belleza que en poco tiempo la hicieron ser reconocida como una auténtica estrella, que fue sumando éxitos en cada actuación. Fue de las primeras mujeres que grabó fandangos, y lo hizo con un estilo nuevo y moderno para la época; fandangos que no solían faltar en sus actuaciones y que tan bien y con tanto salero interpretaba. En 1915 debutó en el teatro Llorens de Sevilla, dejando constancia de su valor [1].

Al mes siguiente actuó en el teatro Mora de Huelva, en una fiesta benéfica, con La Bilbainita y María Calderón. Y seguidamente, en Valencia, en Bilbao y en el teatro Romea de Madrid, donde sucedió que un grupo de militares de paisano que estaban en el local trataron de impedir que cantara; se produjo un enfrentamiento con la policía y hubo varios heridos. Nada tuvo que ver Teresa con el altercado, provocado por unos militares alborotadores. En sus comienzos, a los organizadores de espectáculos les interesó más su faceta de canzonetista de aires regionales, pero ella era también toda una cantaora flamenca [2].

Tan extenso era su repertorio que podía interpretar lo que más gustara. En el teatro Romea de Madrid, donde tantas veces actuó, lo mismo cantaba flamenco que canciones y cuplets. A poco más de un año de su debut, los cronistas de prensa relataban los méritos de la joven, que adaptaba su repertorio para adaptarse al gusto de los públicos, y lo que más gustaba no era el flamenco jondo de los cafés cantantes [3].

Para la carrera de Teresa España, Madrid fue una especie de puerto base, ciudad a la que siempre volvía tras las giras por España. Y el teatro Romea fue su local asiduo; en él actuó con su sobrina Lolita Astolfi, a la que Teresa había ayudado para que se dedicara profesionalmente al baile. Estos encuentros de las dos se producirían en otras ocasiones [4].

Los adjetivos laudatorios fueron una constante en las crónicas periodísticas para resaltar su labor en los escenarios [5].

Sus seguidores proclamaron su triunfo en el teatro Romea, una vez más, y la despidieron con un beneficio, en una sesión calificada de locura por la respuesta a su actuación. Por su “gracia sevillana” [6].

En 1922 interpretó el cuplé Su majestad el fandango, que Lolita Astolfi paseó por los escenarios bailando y cosechando éxitos. Poco después, actuó en La Latina como canzonetista, cantando y bailando acompañada de su guitarra y con el público rendido a su desenvoltura [7].

En 1924 efectuó una nueva gira por todo el país, como despedida antes de marcharse otra vez a América. A estas alturas de su carrera, Teresa es la estrella polifacética preferida que todos quieren ver: canta flamenco y copla, se acompaña con la guitarra, baila… e interpreta un sainete si es preciso. También para la nobleza: en 1925 actúa en una fiesta, en el hotel de la condesa Casa-Valencia de Madrid, en honor de las reinas Victoria y Cristina, a la que asiste la aristocracia nacional y parte de la extranjera, obteniendo “uno de los más resonantes éxitos de su triunfal carrera” [8].

Este año de 1925 volvió a América como canzonetista en gira por varios países donde permaneció durante unos tres años., Actuó primero en Buenos Aires, después se casó en Jalisco (Méjico) en 1926 y al año siguiente triunfó en Nueva York, siguiendo la estela y el gusto por lo hispano generado por artistas españolas como Amalia Molina o Conchita Piquer, entre otras. Regresó a España en 1928 y volvió a realizar giras por diversas capitales, ahora con su propia compañía, y llevó su espectáculo a Egipto y a Marruecos, para regresar a nuestro país en 1930 y realizar nuevas giras. Entre otras plazas, actuó en Barcelona, una ciudad que le era conocida por los triunfos que en sus primeros años había cosechado en locales como el teatro Eldorado y en el Eden Concert [9].

Su rastro informativo se debilita desde esas fechas. Reaparece en 1935 con un nuevo viaje artístico a América, del que se desconoce si volvió y cuándo. Y desaparece hasta 1963, cuando participó en un programa benéfico de Radio Nacional de España en Sevilla, en el que “otra sevillana ausente mucho tiempo, Teresa España, interpretó milongas y guajiras acompañándose magistralmente con la guitarra”, según publicó el diario ABC.
(Agradecimiento a la colega huelvana Ángeles Cruzado, investigadora, que en su blog Flamencasporderecho.com sigue toda la trayectoria vital y artística de Teresa España en un detallado informe que he consultado).
También te puede interesar
Lo último