Literatura

La sutil voracidad de la mujer herida

  • Mercedes Castro ofrece con 'Mantis' una novela amena y rebosante de humanidad que critica las convenciones sociales

Y punto, la primera novela de Mercedes Castro, despuntó en el sobrecargado corpus de novelas negras publicadas en estos últimos años gracias, sobre todo, a su espléndida protagonista, la subinspectora Clara Deza. En Mantis, nos encontramos de nuevo con una narradora rebosante de humanidad, incluso mejor perfilada que en la anterior novela. Para conseguirlo, Castro dosifica la información acerca del pasado de la protagonista para ir, muy lentamente, delineando las marcas de su dolor y la raíz de su radical misantropía. La historia es hiperbólica: Teresa Sinde, la más reputada cocinera española, autora de populares libros de cocina y estrella de la televisión, sirve en su elitista restaurante carne humana de sus atroces asesinatos nocturnos, todos ellos perpetrados sobre hombres despreciables, frustrados o corrompidos, cocinada en creativos platos evocados por la personalidad de su víctima. Pero este relato tremebundo se mitiga con destellos de una historia pasada en la que Teresa deja entrever las heridas causadas por una madre castrante y desalmada y un novio traidor y cruel, los cuales han generado en ella traumas insuperados. Y así, la historia de Mantis se va tejiendo como una finísima introspección sobre los límites que divorcian a este personaje de su entorno actual y pasado.

Hay notables paralelismos en los personajes de las dos novelas de Castro, al margen de la diferencia esencial de clase social: ambas se ven atacadas cotidianamente por el machismo y la zafiedad, están dotadas de una inteligencia finísima que no atempera su extrema soledad y su narración está tocada de una sinceridad brutal. Aparte de todo lo dicho, Mantis es un ejemplo de amenidad, ironía y humor inteligente que se lee con sostenido interés y creciente intriga desde la primera página porque la habilidad de la autora la salva de lo truculento y escatológico para penetrarla de generosas dosis de sutilezas psicológicas y crítica de convenciones sociales, apoyándose en un discurso repleto de ambigüedades, sobreentendidos, anacronías, acertadas elipsis y verosímiles diálogos. Destaquemos asimismo la actualización de ciertos códigos literarios decimonónicos por la suave delectación en el terror y el misterio que causa este personaje atormentado y amoral que, pese a la fachada de éxito público, vive totalmente apartado de la sociedad y de sus normas y por el que, sin embargo, es inevitable sentir más fascinación y simpatía que repulsión. Teresa evoca en seguida a la mujer fatal tan recurrente en el romanticismo y el modernismo literarios y artísticos a la que Castro ha colmado de una caracterización original y contemporánea. Como todos los personajes de Mantis, esconde tras la fachada de belleza y sensualidad una identidad oculta, pero que, en realidad, es mucho más auténtica que cualquiera de sus amantes. Su voracidad la ha despertado el mundo banal y convencional, cuando no pérfido, que rodea a esta cocinera justiciera obligada a rodearse de esnobs estereotipados, editores incultos, libreros arribistas o pintores viciosos.

Mercedes Castro. Alfaguara, Madrid, 2010. 456 páginas, 18,50 euros.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios