Entre regalos silenciosos y dedicatorias encendidas de Joaquina Vázquez

Correspondería a otras voces más autorizadas hacer un comentario sobre el acto que se celebró hace unos días en el auditorio de la Casa Grande de Ayamonte. Voces capaces de aunar en un solo escrito la letra poética de Joaquina Vázquez, la voz sabia de Cristóbal junto a la guitarra de Ortiz, el embrujo de unas sensaciones entremezcladas o sencillamente, la unión de tanto arte y tanta forma de hacer como se presentó en conjunto, arropando a la poetisa ayamontina, en su especial noche.

Diego Mesa, en representación de Los libros del estraperlo, esbozó la manera de hacer de su consejo de redacción y su trabajo de publicaciones de la mano de la editorial Wanceulen de Sevilla. El concejal municipal Javi López habló en representación del equipo de gobierno. Carmen Azaustre se dejó llevar por la pasión, el conocimiento y su estilo personal y desmenuzó los entresijos de una poética ya conocida en la ciudad fronteriza. Habló cuanto quiso de ese poemario número 7 en Los cuadernos de la Barranca y que se presenta al público con el título de Antología. Palabras bonitas, halagos, cariño y compromiso con la autora.

Cristóbal, marido de la escritora, acompañado a la guitarra por Ortiz, sembró el patio de butacas del auditorio del Centro Cultural, de su mejor cante. Joaquina, a la vera de una guitarra fina de Ayamonte, como es la de Juan Socorro, supo declamar, como sólo ella hace, algunos poemas. Porque Joaquina interpreta, revoluciona, no lee casi nunca. Sus poemas son dedicatorias personales, son regalos silenciosos o discursos atrevidos. Breve por una vez, cauta y tímida, regaló su Antología a quienes se acercaron por la Casa Grande.

Su poemario ya recorre las calles de nuestra ciudad y ella, ya está intentando dar forma a una nueva publicación que sea capaz de recordarnos, que está hecha de entusiasmo y atrevimiento.