La ruptura de los poetas pensadores

Una generación se forma, según sostiene Luis Antonio de Villena, por un "impulso natural". El comienzo del fenómeno se articula de manera sencilla: algunos jóvenes detectan similitudes en sus sensibilidades y empiezan a ayudarse entre sí. La ruptura se lleva a cabo "sin estrépito ni violencia", pero estos autores intuyen que deben alejarse de los códigos estéticos que han manejado sus antecesores. Así es como surgió un "nuevo tiempo poético": la Generación del 2000, sobre la que arroja luz la antología La inteligencia y el hacha (Visor), realizada por Villena. Una propuesta que alberga a los creadores más estimulantes de la actualidad -Juan Antonio González Iglesias, Lorenzo Oliván, Javier Rodríguez Marcos o Antonio Lucas- y que sorprende por su notable representación andaluza: de los 32 autores seleccionados, más de la mitad procede de la comunidad autónoma. Los cordobeses Balbina Prior, Isabel Pérez Montalbán, Pablo García Casado, José Luis Rey, Rafael Espejo, Joaquín Pérez Azaústre, Juan Antonio Bernier, José Daniel García y Elena Medel; o los malagueños Álvaro García y David Leo García forman parte de una lista en la que también están los granadinos Luis Muñoz y Juan Andrés García Román; el jiennense Juan Carlos Abril, el sevillano José Manuel Romero, el asturiano afincado en Huelva José Luis Piquero y el argentino residente en Granada Andrés Neuman.

¿Qué es lo que diferenciaría a esta promoción? En el conjunto de voces de La inteligencia y el hacha predominarían, según destaca Villena, "los que quieren que el poema sea (...) mejor que el resultado de la emoción, el de la inteligencia. Es decir, acaso dominen la catacumba los poetas pensadores", advierte el artífice de esta compilación.

Como consecuencia del realismo meditativo hacia el que derivó la Generación precedente, Villena cree que apareció "un realismo de nuevo cuño". Entre los principales rasgos que definirían a este grupo se da una mayor radicalidad, sin olvidar que "el poema no es un mero panfleto", sino "un artefacto que tiene que tener en cuenta la novedad de la palabra, la sorpresa de la construcción"; hay nombres que parten de la poesía de la experiencia, pero que han evolucionado hacia registros más intelectualistas o metafísicos; poetas irracionalistas que se preocupan de que "el lector no quede nunca en el aire del sinsentido", y otros que luchan entre la voz lógica y la voz órfica. Villena considera que es, ante estos planteamientos, el lector quien "tiene la última palabra", pero La inteligencia y el hacha aparece con el propósito de trazar el panorama de una generación "que ha roto claramente muchos de los nexos que la unían con la anterior" y que "ha querido en amplia parte valorar los factores que llevarían a una poesía inteligente".

Uno de los escritores incluidos, Pablo García Casado, asegura "no tener muy claro" que exista una Generación. El autor de Las afueras argumenta que "la literatura se suele ver por capas horizontales, como si estuvieras ante un bocadillo. Pero en muchos casos te das cuenta de que hay conexiones verticales, autores mayores que conectan con jóvenes". Más que una cuestión generacional, lo que diferencia a los antologados "es que los poetas de ahora tenemos otros referentes a los que acudir, bebemos de más fuentes y estamos más abiertos a otras manifestaciones", expone García Casado, quien echa de menos en La inteligencia y el hacha "una poesía de mayor riesgo, más experimental".

José Daniel García, que publicará el próximo mes por primera vez en una editorial andaluza, El Cangrejo Pistolero, tras su paso por DVD (El sueño del monóxido) e Hiperión (Coma), reconoce que se siente "cercano a pocos de los autores recogidos en la antología", pero sí cree que los años han traído "un cambio" perceptible en la apuesta por un "discurso fragmentario" y una mayor confianza en la fuerza de las imágenes "frente a esa poesía meditativa que reflexionaba sobre la experiencia".

Elena Medel, por su parte, indica "la gran diferencia de edad" que existe entre los seleccionados. "El autor mayor se lleva 24 años con el más joven", afirma, un dato por el que ella vería "tres generaciones o tres líneas". Le sorprende la abundancia de nombres andaluces y, especialmente, cordobeses. "Yo era pequeña cuando se dio el boom de la poesía cordobesa. Que este libro recoja a tantos autores significa que la presencia de la ciudad en el panorama nacional era importante", concluye.