Robert Perišić : “La ironía mejora si le añades melancolía”

Entrevista

El escritor croata presentó hace unos días en España su novela 'El último artefacto socialista', una agridulce fábula sobre el choque del viejo sueño comunista y el capitalismo contemporáneo, que acaba de publicar Impedimenta

Vida y muerte de un jardín

El escritor croata Robert Perišić (Split, 1969).
El escritor croata Robert Perišić (Split, 1969). / Impedimenta

Escritor, editor, periodista y ferviente antibelicista, Robert Perišić (Split, 1969) ganó amplia notoriedad en 2014 con la publicación de su novela El último artefacto socialista, que fue adaptada a una serie de televisión (disponible en el catálogo de Filmin) en 2021 y que publicó recientemente la editorial Impedimenta con la traducción de Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pištelek. La novela sigue a dos personajes, herederos de la mejor tradición de la literatura picaresca europea, en su viaje a una extraña y deprimidad ciudad fronteriza en la que pretenden revivir el sueño socialista reactivando una antigua fábrica. Perišić presentó su libro hace unos días en Madrid y concedió esta entrevista a este periódico.

Pregunta.El título original de su novela vendría a ser Zona fuera de cobertura. ¿Cuál prefiere?

Respuesta.No soy muy estricto con respecto a la traducción de los títulos. El de esta novela se ha traducido de manera diferente en distintos países. En muchas ocasiones se ha mantenido el título original o su traducción al inglés, No-signal area, que tiene que ver tanto con la ciudad en la que transcurren los hechos como con una posible perspectiva de la clase obrera en el presente. Pero a los traductores franceses, por ejemplo, no les gustó cómo quedaba la traducción al francés de No-signal area, así que optaron por ponerle a la novela el título de una de sus partes, Las turbinas del Titanic. Pero vaya, no tengo problema con que en cada lengua titulen mis libros según suene mejor. El último artefacto socialista me encanta, tiene mucha fuerza y resultará atractivo para los lectores que no me conozcan, aunque me temo que hace algo de spoiler.

P.¿Hay alguna inspiración real en los protagonistas, Oleg y Nikola?

R.Tenía desde hacía tiempo los moldes en mi cabeza. Como dices, hay algo de inspiración en personas reales que, aunque no necesariamente se dediquen a lo mismo, guardan algún parecido. Siempre hay por ahí gente extraña, que destaca del resto y a la que terminas conociendo. Como escritor, creo que es una exigencia prestar atención a lo que se mueve a tu alrededor para crear tus personajes. Algunas de las situaciones más delirantes que narro sucedieron también en la vida real. A partir de ahí, se trataba de darle a esos personajes una cierta complejidad. Posiblemente, en un relato corto, estos personajes transmitirían una impresión negativa; pero, al estar en una novela en la que suceden muchas cosas, el lector los verá de otra manera.

P.A menudo funcionan como un dúo cómico sacado de una obra de Beckett.

R.Es cierto que hay momentos cómicos, pero creo que resultan al mismo tiempo algo melancólicos. La ironía mejora si le añades melancolía. Eso permite que los personajes parezcan más reales y menos predecibles. Si algo resulta divertido y deprimente a la vez, se parece a la vida real.

P.La ciudad en la que Oleg y Nikola quieren realimentar la utopía socialista se llama, sencillamente, N. ¿Por qué rechazó ambientar su historia en algún lugar concreto?

R.El lugar de la novela no existe, es ficticio, aunque resultará inevitablemente más familiar a los lectores de Serbia o Croacia que a los lectores españoles. Para armarlo mezclé sitios distintos, si bien tiré a veces de imaginación para generar la impresión de una ciudad en la que se comparten tiempos distintos. No es que me haya inventado un Macondo ni nada de eso, pero algunos procesos sí han sido parecidos.

"Mientras escribía la novela, muchos me decían: '¿De verdad estás escribiendo sobre eso? ¿Obreros que montan turbinas? ¡Qué aburrido!”

P.¿Tenía la intención de representar los antiguos territorios socialistas como fuera del tiempo respecto a los países con una mayor tradición capitalista?

R.Podría ser. Sí, creo que parte de la novela está escrita desde ese punto de vista. Pero mi principal interés tenía con escribir algo que fuese distinto, que no resultase previsible respecto al pasado. En algunos relatos que he escrito antes esa impresión de la que hablas está más viva, todo iba en esa dirección. Lo que me interesaba aquí era crear un espacio que el lector pudiera percibir como real pero que al mismo tiempo me permitiera trabajar con la mayor libertad. Necesitaba ese margen para que, por ejemplo, el optimismo que se respira en la ciudad ante la posibilidad de que la vieja industria vuelva a funcionar se percibiese como real. Y el lector percibirá esa inocencia y esa ilusión, propias de la clase obrera, como reales. Quizás es una paradoja que para extraer esa energía real haya tenido que inventarme una ciudad, pero así es. Te diría lo mismo de los personajes que pueden con relacionarse con la, digamos, clase media: para que el lector los perciba como reales tenía que dejar a un lado los moldes obsoletos y, de alguna forma, inventármelos.

P.La clase obrera no tiene que digamos mucho protagonismo en la literatura contemporánea.

R.Es que no resulta muy atractiva. Cuando estaba escribiendo la novela y la gente me preguntaba en qué estaba metido, al contarles de qué iba la historia muchos me decían “¿De verdad estás escribiendo sobre eso? ¿Obreros que montan turbinas? ¡Qué aburrido!” Era un reto, pero me gustan los retos. Lo que más me atrae es lo que no sé hacer, lo que no tengo claro incluso cuando ya estoy escribiendo. Esta novela me costó cinco años de trabajo y, si te digo la verdad, no sé explicarte cómo la hice. Antes de escribirla tenía claro de dónde venían los personajes y poco más. Bueno, para ser precisos, no quería terminarla sin darles a estos personajes algún tipo de victoria. Eso también lo tenía claro desde el principio.

P.Se atribuye a Marx la idea de que la Historia se repite siempre dos veces, primero como tragedia y después como farsa. ¿Cuál de las dos le parece más útil para escribir sobre la antigua Yugoslavia?

R.Bien, tuvimos la tragedia, eso es evidente. Pero sí que es cierto que disponemos de distintas opciones para escribir sobre ello. Mi novela es una mezcla de ironía y farsa, y de hecho muchos lectores me contaron que se rieron leyéndola, pero los mismos lectores también se sintieron conmovidos en algunos momentos. No es normal que los lectores derramen una lágrima ante una novela escrita con mucha ironía, y desde luego intenté evitar por todos los medios parecer sentimental, pero sí, hay momentos emocionantes a pesar de esto, sobre todo cuando los obreros evocan su pasado.

stats