Cultura

El reto de poner rostro a las cifras

  • Mañana se estrena en los cines '2014. Nacido en Gaza', un documental que cuenta la guerra desde la perspectiva de los niños y que coproduce la empresa andaluza La Claqueta

"La situación es muy complicada. Cada dos años tenemos una guerra. Y no podemos aguantarlo. Muy a menudo se nos muere gente cercana. Nos bloquean y nos cierran el mar. Nos cierran los túneles y no podemos traer ni comida ni dinero. No podemos hacer nada", expone Mohamed, un chaval palestino que tuvo que dejar el colegio para ayudar a sus padres y recorre cada día vertederos; venderá los plásticos y el escaso material valioso que encuentra entre los escombros. Mohamed es uno de los protagonistas de 2014. Nacido en Gaza, el documental que dirige el argentino Hernán Zin y que se estrena mañana en una veintena de salas de toda España. Una cinta que "cuenta la guerra" y sus consecuencias "desde otra perspectiva", a través de las vivencias de un grupo de niños. "Siempre retratamos la guerra de la misma manera: que si la bomba, que si las prisas...", observa Zin, un reportero que ha desarrollado su trayectoria en más de 40 países de África, Asia y América, y que en esta ocasión buscaba "pararme y dar otro tono a la narración".

El realizador quiso volver a un territorio que conoce bien -lo frecuenta desde 2006- conmovido por uno de los episodios que le relataron de la última ofensiva israelí: la muerte de cuatro niños que jugaban al fútbol en la playa. 2014. Nacido en Gaza reconstruye ese suceso a través de los amigos que acompañaban a las víctimas, Hamada y Montasem, pero también se detiene entre otros en chavales como Udai, que vio cómo bombardeaban la fábrica de refrescos en la que vivía y cómo moría despedazado su hermano; o Rahaf, el hijo de un conductor de una ambulancia que falleció en uno de los ataques... En un principio, Zin albergó "dudas" de si la película "se sostendría sólo con ellos", pero pronto entendió que en mostrar sus testimonios sin subrayados iba a radicar la fuerza del relato. "Son niños muy maduros, que se han preguntado muchas veces sobre la muerte, sobre la vida, sobre cosas que quizás aquí uno nunca se pregunta", comenta Zin, que registra con las voces y las miradas apesadumbradas de sus protagonistas la sensación de abandono de un pueblo y el fracaso de la ayuda internacional, como revela Malak, una niña que presencia la muerte de su hermano y su primo en una escuela de las Naciones Unidas bombardeada, y que asegura: "Estábamos aquí porque pensábamos que era un sitio seguro, al tener la bandera de la ONU".

"Los palestinos saben muy bien lo que todos sabemos: que el mundo le ha fallado a Palestina", lamenta Zin, que ofrece en el documental pinceladas de la situación, datos como que el 80% de la población depende del agua humanitaria para subsistir o que 24.000 familias dedicadas a la agricultura o la ganadería han tenido que abandonar sus tierras. "En los últimos años, la pobreza se ha multiplicado por cuatro: antes tú veías industria, pescadores... El bloqueo no deja entrar alimentos, elementos para la industria... y lo peor, medicinas o papel para las escuelas", señala un director que quería con su trabajo "humanizar las cifras en un conflicto con tanto ruido y tan manipulado como éste. Olvidarnos de quién disparó primero o quién después: hay gente que está sufriendo, y eso es lo que importa. Hemos montado la película muchas veces para hacer justicia a lo que decían los niños".

Fue ese enfoque el que interesó al sevillano Olmo Figueredo, coproductor del proyecto junto con Jon Sistiaga y Bebe. "Vimos que el planteamiento era humano y no político, y eso nos pareció fundamental", reconoce uno de los responsables de La Claqueta, una empresa que en poco tiempo ha encadenado tres candidaturas a los Goya. A Figueredo le pareció "brutal" que Zin no quisiera "mostrar la guerra, sino darle voz a los niños. Porque la gente hoy está acostumbrada a ver cosas terribles: sangre, muertos, hasta un bebé en un ataúd blanco... pero escuchar a los niños hablar con esa claridad del tema duele más todavía, es algo que impacta mucho".

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