Los restos del tsunami

Producción: Chile, 2011.- Dirección: Sebastián Lelio.- Duración: 82 minutos.- Guión:Gonzalo Maza.- Fotografía: Miquel Joan Litrín.- Música: Cristóbal Carvajal.- Montaje: Sebastián Sepúlveda y Sebastián Lelio- Dirección artística: Fernando Briones.- Intérpretes: Luis Dubó, Sergio Hernández, Viviana Herrera, Rodrigo Ponce, Elia de las Mercedes Peña, Aída Bravo, Carmen Gloria Bravo, Andrés Fuenzalida.

El argumento de esta película está basado en hechos reales protagonizados por Manuel, un presidiario de una cárcel del Sur de Chile de la que huye con la mayoría de los reclusos durante el terremoto, seguido de un demoledor tsunami que asoló ese territorio el 27 de febrero de 2010. Acontecimientos mínimos antes del mortífero seísmo, cuanto ocurrió en el transcurso del temblor, la consiguiente fuga de los presos y la interminable marcha del protagonista, constituyen los acontecimientos que narra con una absoluta sencillez y economía de medios de todo tipo este film de largo recorrido por distintos festivales internacionales en alguno de los cuales como en Suiza consiguió un galardón.

Así es de simple y así es de trágica la historia protagonizada por Manuel. Y así de mínima es la fatídica anécdota que nos presenta esta realización de Sebastián Lelio a lo largo de los ochenta y dos minutos que dura el relato. La brevedad con respecto a la duración normal de cualquier película, explica claramente que el asunto no daba para mucho más. Sobre todo si a ese angustioso e infructuoso deambular por las zonas arruinadas por la catástrofe no se aportan mayores incidencias que mostrar en rotundas y desoladas imágenes los restos penosos del tsunami y ese encuentro con otro de los damnificados que, sinceramente, tampoco resulta muy fructífero para la narración.

Esta reflexión de una tragedia como la que rememora la película nos invita sin embargo a una cavilación sobre la inutilidad de una libertad lograda por un presidiario que, fugitivo entre la nada y la devastación, comprueba lastimosamente que no le sirve para nada. Todo le conduce irremisiblemente a esa aciaga naturaleza aniquilada y a agotar las posibilidades de su existencia sumida en la soledad ya que perdió a su mujer y a su hija.

No cabe duda de que Sebastián Lelio ha pretendido ir mucho más allá de ese retrato penoso y desolador del protagonista, recreando una realidad renovada de marginación, desarraigo y abandono de un mundo subdesarrollado e irredento del que este paisaje de ruina y destrucción es una expresión bien elocuente. Estamos entonces ante esa metáfora existencial que define muy buena parte de la narrativa cinematográfica omnipresente en este Festival. En todo caso hay que admitir esta imagen de singular sensibilidad y consideración de la que participa el solitario protagonista Luis Dubó, aunque se echen de menos en su gestualidad las emociones que cabe esperar de la situación que representa.