Ya lleva semanas cumpliéndose el ritual: Santiago Segura paseándose por los platós con la consabida camiseta de Torrente 4, previsibles chistes tipo el que soltó en la gala de los Goya ("He madurado y no voy a decir que el 11 de marzo se estrena...") y demás parafernalia que no oculta una gran verdad: el personaje Segura ya da síntomas de agotamiento, y lo que antes fue una sana desvergüenza que daba color al panorama del cine español es ahora pura rutina. Pero como no está el horno para bollos, el amiguete nacional por excelencia ha decidido volver a un filón que a priori le debe funcionar, como es la saga de José Luis Torrente, el fachorro policía del Atleti. A partir de hoy podremos comprobar si el público muestra el mismo cansancio y sigue respaldando la nueva gamberrada que, como todo Santiago Segura, huele ya a personaje que ha devorado a la persona.

Pero Torrente se sube al carro de los tiempos y su cuarta aventura podrá verse también en 3D, como habrán comprobado estas semanas los espectadores que hayan visto el trailer en las salas con sus guarrindongos barrillos. Lo que sigue es la filosofía que ha marcado los títulos anteriores:presentar un completo muestrario de la caspa nacional. Lo de menos es el argumento, en el que Torrente intenta llevar una vida normal hasta que un conocido le mete en una misión imposible. Lo que importa es el desfile de personajillos de toda laya que hacen cameos como un catálogo de lo bajo que puede caer este país cuando se pone a ello. Algo que parece redundante, pues cuando se ve cómo la televisión basura ocupa horas en las programaciones no parece que haga falta un Santiago Segura que se ponga a sacudirlos públicamente.

Como gran estrella se encuentra Kiko Rivera aka Paquirrín, que encarna al ayudante que tiene Torrente en todos sus filmes. Por lo demás, podremos ver a gente como Ana Obregón, el resucitado señor Barragán, Fernando Esteso, el eurovisivo Chiquiliquatre, El Dioni, alguno de los temibles hermanos Matamoros, da igual quien sea, y, como no, Belén Esteban, de la que ya ni nos libramos en el cine. El villano de la función es el cantante valenciano Francisco, más conocido últimamente por sus escándalos paternales que por su trabajo. Claro que el papel le fue ofrecido antes a nombres como Mario Conde, Luis del Olmo o Eduardo Zaplana. El derrocado banquero dijo claramente que no le interesaba, el zar de las ondas adujó diplomáticos problemas de agenda y el ex político ni siquiera contestó. Una maniobra ideal para llenar los dossiers de prensa. Tony Leblanc repite su consabida aparición

Y uno de los referentes intelectuales de Torrente-Segura, el cantante El Fary, que se le aparecía en carne mortal en la tercera entrega, ya no está entre nosotros. Aunque según parece el film arranca con Torrente ante su tumba, lamentando lo mal que está todo. Sin embargo, ya que el racial intérprete ya no puede hacer nuevos apatrullando la ciudad, Segura ha decidido rejuvenecer la música y ha fichado al almeriense David Bisbal, consciente o no del caramelo envenenado que supone entrar en el mundo casposo creado por Santiago Segura.

Como se ve el menú habitual está preparado. Ahora, a ver si el pueblo soberano está dispuesto a consumirlo o prefiere verlo gratis en televisión, que no hay mucha diferencia.