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"He querido llevar el amor pleno hasta sus últimas consecuencias"

  • El autor publica 'Huyendo de mí', una historia de engaños que transcurre entre Sevilla, París y Bruselas

Salvador Navarro es un ingeniero de Renault a quien en su tiempo libre le gusta contar historias. Con Huyendo de mí, su quinta novela publicada, y la primera con el sello Algaida, explora el mundo de las relaciones de pareja y la red de mentiras y engaños que se tejen a su alrededor.

-Huyendo de mí lleva al límite las relaciones. ¿Pero hasta dónde se puede llegar por amor?

-En una relación puedes amar tanto que incluso te des cuenta de que no estás dando todo lo que tu pareja se merece; que el amor que sientes por ella sea tan fuerte que incluso le ofrezcas estar con otra persona, tener otra vida... He querido llevar el amor pleno hasta sus últimas consecuencias.

-El título de la novela es algo que todo el mundo ha experimentado alguna vez, esas ganas de escapar del propio yo.

-Tiene un sentido ambiguo. Puede ser una huida de la persona amada, pero también una huida de uno mismo. Lo que quiero reflejar es ese momento de crisis, de cambio en el que uno quiere deshacerse de la vida que lleva.

-La crisis, tanto existencial como económica, es el hilo conductor de su novela.

-El protagonista, Leo, es arquitecto. Vive en Sevilla en el momento en el que se empezaban a construir las Setas de la Encarnación. Eran los primeros años de la crisis, una época muy dura. Esa situación hace que Leo ponga todo en cuestión: su matrimonio, su empresa, su mundo...

-Todo ello además agravado por la aparición de fantasmas del pasado...

-Al principio de la novela Leo coincide con un viejo amor, un encuentro que aunque él creía fortuito en realidad es fruto de una manipulación. Todos somos hijos de nuestro pasado y tenemos que hacer frente a la carga que llevamos. Si somos personas coherentes eso es algo que se sobrelleva bien, pero si hemos dado muchos tumbos la carga se hace muy pesada y los errores del pasado se apoderan de nuestro presente...

-Las redes sociales también aparecen en su historia, pero como una manera de comunicarse con las personas más cercanas a través del engaño.

-Hay una canción de Cecilia que cuenta la historia de un matrimonio en crisis en el que la mujer no se siente amada pero cada nueve de noviembre/ como siempre sin tarjeta/ recibe un ramito de violetas. Es su propio marido quien le manda esas flores y ella, sin saber quién es, está enamorada de su admirador anónimo. En mi libro ocurre algo parecido, Leo le manda mensajes a su mujer a través de un perfil falso de Facebook, en un intento de reconquistarla. Es una artimaña perversa, pero creo que a la vez tiene un punto de dulzura.

-¿Cómo es Huyendo de mí en comparación con sus anteriores novelas?

-Creo que las ha superado. La anterior, No te supe perder, me abrió muchas puertas, me hizo conocer a gente muy interesante y se rodó una película, pero quizás era un libro demasiado denso, con mucha carga emocional, que hasta produce contracturas cuando se lee [dice con una sonrisa]. Esta vez he querido buscar el equilibrio, darle un punto de humor, algo de vodevil, pero sin perder profundidad.

-Afirma sentirse muy influido por la literatura norteamericana del siglo XX. ¿Cómo se refleja en su escritura?

-Patricia Highsmith, Paul Auster, John Irving son autores que me enganchan mucho porque tienen un ritmo muy rápido, casi cinematográfico, que va a la raíz de las cosas sin perderse en el barroquismo. Y yo, quizás por deformación profesional, soy así, directo. Huyo de los artificios, todos los elementos que aparecen en la historia tienen un por qué, no quiero despistar al lector con cosas irrelevantes para la trama.

-¿Dejaría la ingeniería por la literatura?

-No. Trabajar en Renault hace que tenga los pies en la tierra. Tengo unos objetivos claros y unas responsabilidades, y no sabría vivir sin ellos. La literatura me sirve para evadirme. De pequeño iba a un club de remo y una tarde el entrenador me llamó la atención por distraer a los compañeros con mis historias. Aunque me molestó, me di cuenta de que yo servía para eso, para contar historias.

-¿Y cuál será la próxima que cuente?

-Ya está terminada. Es muy fuerte, muy límite y perversa. Transcurre entre la Universidad de Sevilla y los bajos fondos de la ciudad, pero aún tardará en ver la luz.

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