Donde los ojos no queman

Enrique Moratalla

22 de diciembre 2015 - 01:00

EN las plazas de Penumbra será nuestra próxima cita, Carlos. En las plazas de esa ciudad que inventamos a finales del año 1975, en el gimnasio del Colegio Mayor San Jerónimo (que gentilmente nos cedían para ensayar), en la calle Rector López Argüeta.

Largas tardes de música, conversación, creación, sueños, confidencias. Tardes llenas de intrigas, donde la belleza presidía y configuraba nuestros comportamientos.

Para mí fue un tiempo mágico, Tú, como un torrente, no parabas de hablar de tu estancia en París, de tu amistad con Lluis Llach, del "jondismo" del Manifiesto Canción del Sur, de posicionamiento ético del cantautor ante la vida, del compromiso político con nuestra tierra, de la ruptura democrática… y de Granada, siempre Granada por la que sentíamos fascinación, pero siempre en la ecuación de amor-odio.

En mayo de aquel año, fue la Revolución de los claveles en Portugal y Grândola vilamorena sonaba y sonaba en nuestros oídos y en nuestros corazones. Fue en ese contexto en el que dimos vida a Penumbra, esa ciudad con la maravillosa capacidad de instalarse, cada vez que así lo decidan las gentes, codo a codo, hombro a hombro; esa ciudad donde los ojos no queman, esa ciudad que siempre nos acompaña y que sabemos que debe ser nuestro destino.

La próxima cita, Carlos, no va a ser al atardecer en la terraza del hotel Palace, quedamos en alguna plaza de Penumbra, elígela Tú, recuerda que está aquí y que somos Tú y Yo.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último