Fila siete

Una obra clásica

Pocas veces un director y su película han merecido la distinción en ese apartado tan notorio como es el tan taurino 'Palmas y pitos', de la contraportada de nuestro periódico. Esas 'palmas' se otorgaban el pasado sábado al director Clint Eastwood, que acaba de anunciar su retirada como actor, que no como realizador, y su película 'El intercambio', actualmente en la cartelera onubense, sin duda el título más destacado de la misma. Me alegra esta justa singularidad que sirve para destacar la importancia del cine.

'El intercambio', una de las películas que triunfa también para la crítica actual, es, sobre todo, la historia angustiosa de una mujer cuyo hijo desaparece. Cuando la policía le entregó a un muchacho que parecía el hijo perdido, todo se convirtió para ella en una terrible experiencia llena de aflicción y amargura. Clint Estwood se propuso rememorar la historia real de Christine Collins ocurrida en Los Ángeles en 1928, en un relato que mezcla el sufrimiento de una madre desesperada y la situación de una urbe podrida por la corrupción de sus mandatarios y las fuerzas del orden. Todo un 'thriller' lleno de humanidad y de intriga que el actor-realizador narra con asombrosa naturalidad sin efectismos innecesarios, de forma que en todo momento la acción discurre fluida y limpiamente. Y es que en una actualidad cinematográfica donde cualquier director rueda con planos rebuscados, con encuadres pretenciosos e inadecuados y con ritmos absurdos, Eastwood demuestra como una narración cinematográfica puede realizarse armónicamente, conjugando el relato con los movimientos de cámara correctos y oportunos, con un discurso fílmico donde la fluidez de las imágenes se adecuen al tiempo y al espacio, con el correspondiente montaje que cada secuencia merece. Claro que todo esto es cuestión de oficio, de intuición cinematográfica, de inteligencia e imaginación tanto en la composición de las imágenes como en el diseño del ámbito escénico -esa impresionante reconstrucción de Los Ángeles en los últimos años veinte, cuando ocurrieron los hechos reales- y la descripción de los personajes, mediante una dirección de actores, tanto los protagonistas como los secundarios, acordes con la absoluta convicción de los mismos.

Todo ello configura esa evidencia clásica de la obra de Clint Eastwood, que recuerda un tanto a su gran éxito 'Mystic river' (2003), aunque tiene rasgos y caracteres muy peculiares. Para la adecuación de los actores, como entonces Eastwood, con la experiencia que tiene del oficio, sabía que una galería de personajes tan admirablemente construidos requerían de intérpretes que asumieran con dignidad tan difícil interpretación. Puede discutirse la actuación de Angelina Jolie, como de hecho ocurre por parte de algunos críticos, pero entiendo que así ha concebido el director su personaje, y acierta muy lejos de las interpretaciones que ya le conocemos. Magistral, como siempre, John Malkovich y todos los actores y actrices que componen el reparto.

'El intercambio' tiene en la carne y el espíritu de su realidad cinematográfica esa fuerza realista, esa intriga natural, verídica y convincente que conmueve al espectador y que, pese a su larga duración, se sigue con expectación e incertidumbre hasta el último plano. Y además, Eastwood, que hace días decía que "la gente está harta de lo políticamente correcto", aprovecha para hacer una dura crítica de la corrupción social, policial y política de la época en Los Ángeles, pero que, como estamos viendo a diario, sigue desgraciadamente vigente en nuestros días en cualquier lugar del mundo.

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