Viaje por la historia de Huelva a través de obras de arte, piezas arqueológicas y arquitectónicas. El santuario de la Virgen de la Cinta, en El Conquero, guarda un importante patrimonio histórico-artístico, constituido, en parte, por objetos depositados en el edificio antes de que la capital onubense contará con el Museo Provincial, piezas que pasaron a formar parte de la fisonomía del conjunto arquitectónico.
Medio centenar de personas participó en la visita guiada al santuario, organizada por Puerta del Atlántico. El recorrido histórico comenzó por la explanada exterior, junto a la Cruz de los Ángeles, crucero que en el siglo XVI se encontraba en La Placeta, desde donde se trasladó al antiguo cementerio de La Soledad, hasta que en 1888 la Hermandad de la Cinta solicitó que se colocará en el Conquero.
Ya en el claustro, construido en 1901, destaca un relieve de la Santísima Trinidad, realizado en barro cocido, que data del siglo XIX, obra del escultor sevillano Susillo. La obra formaba parte de la fachada de una pensión, en la céntrica calle Concepción, y tras demolerse la construcción se llevó al santuario.
También hay una lápida funeraria de la familia Garrocho, procedente de la antigua iglesia de San Francisco, y tres fragmentos de columnas de mármol, empleadas actualmente como bancos, que según José María Maldonado, informador turístico, se cree que podrían proceder de la Isla Saltés.
Por otra parte, recorre el claustro un vía crucis realizado en azulejos confeccionados en Alcora (Castellón) en 1919, complementado por otros artísticos azulejos, de distintas épocas, entre ellos uno con la salve de la Virgen de la Cinta, dedicado en 1958 al capellán del santuario, Rafael de la Corte.
En el interior del santuario de la Cinta, edificio del siglo XV, de estilo gótico-mudéjar, preside el retablo de la nave central la pintura mural de la Virgen de la Cinta, de finales del siglo XV, junto a la que se encuentran las tallas de San Sebastián, Patrón de Huelva, y de San Roque. A los laterales hay dos azulejos de Zuloaga, de 1920, uno sobre el toro bravo que se inclina ante la Virgen Chiquita y otro de Cristóbal Colón invocando a la Cinta en el regreso del primer viaje a América. En la bóveda, se pueden apreciar los ángeles pintados por José María Franco.
En las naves laterales están la imagen de la Virgen de la Cinta, de 1756, atribuida al círculo de Benito Hita del Castillo, y la del niño, del siglo XVIII, del que Maldonado indicó que "es igual que el Niño Jesús de Praga".
Decoran las paredes del santuario unos azulejos que reproducen unos cartones de Juan Antonio Rodríguez, realizados en la fábrica de Montalván (Sevilla), que se complementan con unas artísticas vidrieras.
En los jardines, hay un triunfo de León Ortega dedicado a la Virgen de la Cinta, sobre una columna de la desaparecida Iglesia de San Francisco; un ajimez gótico-mudéjar de la casa que la familia Gutiérrez tenía en el número 1 de la calle Puerto, que se ha reutilizado en un edificio del jardín. Es un doble arco cairelado con un parteluz de alabastro rematado con un capital de volutas. Está enmarcado por un alfiz y todo el conjunto está apoyado en un alféizar de ladrillo.
En la fachada de la edificación también hay un escudo de la casa de los Garrocho y una cruz realizada con piedras del monasterio de Yuste.
En el denominado rincón colombino, se encuentran varias lápidas de mármol de distintas procedencias y épocas, y réplicas de la cruz de la explanada del monasterio de La Rábida y de la imagen de la Virgen de los Milagros.
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