Cultura

Los mundos de Pablo Sycet

  • El artista presenta hoy una exposición basada en una selección de pinturas, dibujos y trabajos de diseño gráfico realizados a lo largo de las cuatro décadas de su travesía profesional

La Sala de la Provincia de la Diputación acoge desde hoy, hasta el día 22, la exposición Travesía entre dos mundos, del artista onubense Pablo Sycet. La muestra abre la programación del Otoño Cultural Iberoamericano (OCIb 2018), que organiza la Fundación Caja Rural del Sur, aquí en colaboración con la Diputación de Huelva, ypropone una mirada retrospectiva a la obra de Sycet con una selección de pinturas, dibujos y trabajos de diseño gráfico que el creador olontense ha firmado a lo largo de las cuatro décadas de su travesía profesional.

Se trata una de las exposiciones más amplias a las se ha enfrentado el autor, en cuanto al tiempo, debido a los cuarenta años de trabajos que recoge, pero que por las limitaciones del espacio no deja de ser "una antológica de bolsillo", en la que se ha tenido que comprimir mucho la selección e incluso suprimir cierto contenido y testimonio de alguna exposición.

No tengo pudor ninguno a la hora de convertir mi pintura en un espejo de mis emociones"

Según Sycet, en estas obras se puede percibir en gran medida cierta vinculación con otras de sus facetas relacionadas con la industria musical, pues la exposición trae consigo una serie de maquetas y algunos discos ya editados. Debido, precisamente, a su actividad paralela como letrista, en la sala sonarán una serie de canciones que compuso durante esas cuatro décadas.

En cuanto a la temática, el autor explica que "se trata de un mix vinculado al tema de los viajes y de los tránsitos. De hecho, es un tránsito entre dos épocas, entre dos mundos, ya que se sostiene en la pintura y en el diseño gráfico; y dada mi faceta y actividad paralela como letrista, en la sala sonarán una serie de canciones que compuse para otros durante esas cuatro décadas".

"No he tenido pudor ninguno al convertir mi pintura en una especie de espejo de mis estados emocionales en los periodos en los que he trabajado cada serie. Contemplando la exposición, y viéndolo a posteriori, ya que no he sido consciente de ello hasta verlo terminado, puedo atisbar cuál era mi momento sentimental en cada una de las etapas. Hay algunas que son muy festivas, desde el punto de vista cromático, y otras en las que intuyo que no estaba en el mejor momento de mi vida, no se si como pintor, pero emocionalmente estaba claro que no", explica el artista.

Las obras van acompañadas de una serie de textos a modo de pequeñas muletas para situar todo el conjunto. Estos se deben a autores como Antonio Muñoz Molina, Octavio Zaya, José Ramón Danvila o Kiko Rivas, y van acompañados de las fechas en la que fueron escritos para ubicar a los espectadores en esta especie de travesía de dos tiempos muy distintos, que comienza en el año 1978, cuando España está en plena ebullición por el tránsito, a la vez que se daba la movida madrileña; época en la que Sycet aún era un pintor pop y de la que hay una serigrafía con la impronta de Marilyn Monroe, expuesta también en la reciente exposición Huelwarhol. La muestra concluye con obras que pertenecen a su última serie de pinturas, y que consta de cuatro tipos móviles.

Muchas letras de canciones surgieron mientras el artista esperaba que se secaran los colores de sus cuadros, y, como en su trabajo de diseñador gráfico, la tipografía tiene un peso determinante; los cuadros también se fueron contaminando de ese proceso y por ello aparecen en todas las etapas.

El autor reconoce haberse dado cuenta de que en los años 80 ya comenzó a incorporar imágenes de prensa y tipografías, algo que "ha sido muy constante en mis quehaceres, teniendo una presencia casi obsesiva, y de lo que fui siendo consciente hasta que se me propuso montar una exposición de este tipo".

El autor admite que tiene "una sensación muy extraña respecto a mis compañeros de las distintas profesiones, que es la de intruso". "Entre los pintores soy un intruso porque me dedico a escribir letras de canciones o a trabajar como diseñador gráfico, y entre los diseñadores y letristas tengo esa misma sensación. En cuanto al tema de la tierra me sucede lo mismo; lo que viene a confirmar lo de las dos orillas: estoy siempre en ninguna parte, y me siento del mundo, que ya es bastante", concluye entre risas mientras supervisa el montaje en la sala.

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