Cultura

Un lugar a donde ir

  • Un Festival de Locarno cada vez más sólido, radical y estimulante en su defensa del cine de autor, alcanza ya su 69 edición, que arranca el miércoles a orillas del lago Maggiore

En pleno mes de agosto, desde este miércoles hasta el próximo día 13, pasado el tumulto de Cannes y a la espera del desembarco de estrellas en Venecia, Locarno se impone año a año como el festival más estimulante de cuantos pueblan el panorama mundial, el único capaz de ganarse terreno a sí mismo en su defensa del cine de autor independiente sin los peajes y las presiones de las grandes distribuidoras, apostando a tumba abierta (ahí están sus últimos Leopardos de Oro a Jean-Claude Brisseau, Hong Sang-soo, Albert Serra o Lav Diaz para corroborarlo) por cineastas difíciles de domar o incluir en los formatos, lotes y circuitos habituales de exportación.

Tal vez por eso mismo Locarno no haga tanto ruido mediático, algo secundario para los miles de cinéfilos, críticos y programadores que se concentran en torno a la majestuosa Piazza Grande (donde se verán desde Jason Bourne a la última Palma de Oro de Loach, I, Daniel Blake) y demás espacios de proyección de una recoleta ciudad turística que se vuelca con su festival.

El responsable artístico del certamen, Carlo Chatrian, dedica esta edición a los recientemente fallecidos Abbas Kiarostami y Michael Cimino, amigos y habituales de la cita (a Chatrian le debe el iraní su entrada en Occidente con aquella memorable ¿Dónde está la casa de mi amigo? de1987). Dos cineastas que "interpretan y transfiguran la realidad, autores de un cine que no tiene miedo a pensar incluso cuando cuenta pequeñas historias, un cine que explora a fondo un amplio rango de tonalidades, un cine que es como una ráfaga de viento que te transporta". Bajo este espíritu, Locarno se reivindica como espacio para el autor, para la vanguardia, para el cine poético, político, visionario e inconformista.

Locarno es también conocido por ser plataforma de nuevas voces (Cineasti del Presente, Pardi di Domani) y por las más cuidadas retrospectivas. La de 2016 estará dedicada al cine alemán de la Segunda Posguerra Mundial, con una impresionante selección de más de 70 títulos, muchos de ellos a descubrir. El certamen rendirá además homenaje al controvertido Alejandro Jodorowsky y a nombres importantes como Roger Corman, David Linde, Jane Birkin, Stefania Sandrelli, Bill Pullman y el compositor canadiense de bandas sonoras Howard Shore, en una nueva muestra de amplitud de miras en lo que a los distintos aspectos de la creación cinematográfica se refiere.

De Locarno hemos valorado siempre su palmarés, fruto del cuidado y el equilibrio con el que se confeccionan sus jurados. El de la Sección Oficial de este año vuelve a confirmarlo, con la presencia del mexicano Arturo Ripstein, el chino Wang Bing, el iraní Rafi Pitts, el productor brasileño Rodrigo Teixeira y la actriz francesa Kate Moran.

Serán ellos los encargados de valorar los 17 títulos que compiten por el Pardo D'Oro. Sin presencia española en esta ocasión (relegada a la sección de cortometrajes con A liña política, de Santos Díaz, Las vísceras, de Elena López, y Nuestra amiga la luna, de Velasco Brocka), Portugal y Argentina ocupan nuestras preferencias, sobre todo por la querida Rita Azevedo Gomes, que regresa tras la magistral La venganza de una mujer con Correspondências, una cinta que recrea el intercambio epistolar entre los poetas portugueses Sophia de Mello Breyner y Jorge de Sena, y en la que leen y aparecen Eva Truffaut, Pierre Léon, Rita Durão o Luís Miguel Cintra. También seguiremos de cerca el recorrido que pueda tener O Ornitòlogo, de João Pedro Rodrigues (La ultima vez que vi Macao), otro de los nombres esenciales del último cine luso.

En el caso argentino, habrá que estar atentos a los luminosos juegos shakesperianos de Matías Piñeiro (Hermia y Helena) y al segundo filme (La idea de un lago) de Milagros Mumenthaler, que ya obtuvo premio en Locarno con Abrir puertas y ventanas.

Otros nombres conocidos son la alemana Angela Shanelec (Der Traumhafte weg), el egipcio Yousry Nasrallah (Brooks, Meadows and Lovely Faces), el rumano Radu Jude (Scarred Hearts) o el francés Axelle Ropert (La prunelle de mes yeux), a los que acompañan, con expectativas abiertas pero interés garantizado, los japoneses Akihiko Shiota (Wet Woman in the Wind) y Katsuya Tomita (Bangkok nites), la tailandesa Anocha Suwichakornpong (By the Time It Gets Dark), los búlgaros Kristina Grozeva, Petar Valchanov (Slava) y Ralitza Petrova (Godless), el polaco Jan P. Matuszyñski (The Last Family), los austriacos Tizza Covi y Rainer Frimmel (Mister Universo), el alemán Michael Koch (Marija) y el francés Julien Samani (Jeunesse).

Sin la presión del concurso, en formato libre, Locarno nos traerá también lo nuevo sobre el maestro Jonas Mekas, el trabajo de recreación experimental que ha realizado el videoartista Douglas Gordon sobre sus míticos diarios del exilio lituano, I had nowhere to go. También el hoy celebrado y veterano cineasta brasileño Julio Bressane presenta su último largo, Beduíno, mientras que el chino Jia Zhang-ke regresa momentáneamente al cortometraje con The Hedonists, nueva daga al corazón de la China contemporánea.

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