Cultura

Los fuera de la ley (I)

El reciente estreno de algo tan insólito en nuestras carteleras actualmente de un western, una película del oeste tal cual vulgarmente decimos, como Blackthorn (2011), dirigida, también inusualmente, por un realizador español, Mateo Gil, acogida favorablemente por la crítica, sobre lo que usualmente en este argot se denomina como forajidos de leyenda. Ello nos mueve a rememorar todo un género que es capítulo clásico en la historia del cine. Recordemos al gran crítico cinematográfico André Bazin que escribía en 1953: "El western nació del contacto entre la mitología y un medio de expresión". El vaquero, como aquí decimos, el cow boy, constituye el elemento más significativo de esta mitología. Recordemos que la primera película del Oeste se rodó en 1903, dirigida por Edwin S. Porter y se llamaba Asalto y robo de un tren, lo cual era toda una premonición.

Y entre esas míticas figuras legendarias, Buffalo Bill, Annie Oakley, Calamity Jane, Toro Sentado, Gerónimo, Daniel Boone, Davy Crockett, han destacado tradicionalmente los out laws, los fuera de la ley, los forajidos de leyenda, que Walter Hill elevara a título de su película en 1980, cuando unas familias de delincuentes tristemente famosos se unieran para perpetrar robos y asaltos al termino de la Guerra de Secesión. Pero hay en el origen de estos vaqueros toda una antología que se remonta a la llamada conquista del Oeste, materializada en una gran película dirigida en 1962 por cuatro realizadores prestigiosos John Ford, Henry Hathaway, George Marshall y Richard Thorpe, aunque esa epopeya tenga otras brillantes referencias como, por ejemplo, Camino de Oregón (1967).

Colonos, rancheros y granjeros, con Abilane como primera capital del reino ganadero en 1867 y hasta 1872, con un inmenso dominio en las Grandes Llanuras, tienen una larga crónica cinematográfica: El virginiano (1929), de Víctor Fleming con Gary Cooper como protagonista - luego haría otra versión en 1946 Stuart Gillmore y otra más en 2000 Bill Pullman, además de la serie televisiva del mismo título emitida entre 1962 y 1971 -; The big land(1956), de Gordon Douglas; Cow boy (1957), de Delmer Davies, Chisum (1970), de John Wayne, lo que dio lugar a otra larga suerte de films sobre ladrones de ganado y cuatreros de toda laya que retrató muy bien Kevin Costner dirigiendo en 2003 Open Range.

Toda una narrativa violenta con referencias a los Texas Rangers, el Pony Express que abastecía a las granjas, fuertes y reservas indias desde 1854, evocado en la película El triunfo de Buffalo Bill en 1958; página importante en la conquista del Oeste norteamericano; la Agencia Pinkerton, El mito de Pecos Bill (1995), que recordara en su película Jeremiah S. Chechik; los trasportes de pasajeros con esa página imborrable de La diligencia (1939), de John Ford o Stage to Lordsburg, basada en la novela de Ernest Haycox, llevada a la pantalla en 1946, y sus secuela de asaltos y tráfico de armas que narrara con rasgos imborrables Gordon Douglas en Río Conchos (1964) o la estela de Cimarrón que tuvo una primera versión en 1931 con Wesley Ruggles y otra más brillante con Anthony Mann en 1960. Toda una mitología de títulos y nombres que evocan esas páginas emotivas y fascinantes del viejo Far West con sus héroes y sus villanos, sus mitos y leyendas, que concluiremos mañana, Dios mediante -en una visión muy sintética-, a que nos obliga la limitación de nuestro espacio.

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