Cultura

Las letras del corazón

  • El artista olontense Pablo Sycet recoge en un libro una selección de canciones escritas para Luz, Fangoria o Coppini, entre otros Reconoce un "estriptis emocional" en sus trabajos

Puro azar. Sólo eso le ha llevado a editar su primer libro a los 63 años. También su primer disco. No pasaba antes por su cabeza. Y asegura ahora que tampoco piensa repetir. Pablo Sycet (Gibraleón, 1953), uno de los artistas onubenses contemporáneos más destacados, pintor, grafista de prestigio y uno de los exponentes del momento más efervescente de la cultura pop en España, es compositor de canciones, letrista, también con recorrido y éxito. Él mismo advierte que no se siente poeta, "me siento letrero", y a esa faceta consagra su primera obra editorial, Palabra bajo palabra, que hoy presenta en Huelva.

Empezó a escribirlo hace décadas en realidad, aunque aportó las últimas pinceladas estos últimos meses. Porque son las canciones que escribió para otros desde los años 80, muchas de ellas de reconocible fama nacional. Más de un paisano se sorprenderá de que Sycet esté detrás de estrofas que ha cantado en algún momento de su vida, y que sigue tarareando. Pero este ejercicio de reunirlas en un tomo propio no persigue el reconocimiento. "Me basta el íntimo", asegura. El que se guarda para sí, por ejemplo, en medio de un concierto: "Me da mucho gusto ver en directo a Luz y Fangoria, por nombrar los de público más masivo, y que la gente cante las palabras que escribí sin que nadie sepa a mi alrededor que salieron de mí".

Pablo Sycet está por encima de vanidades. Casi le incomodó que le propusieran llevar parte de sus letras a un libro. Fue mérito de una joven editorial independiente granadina, Lápices de Luna, con Juan Luis Tapias al frente, la que lo consiguió. "Siempre he pensado que las letras de canciones sólo están para ser publicadas en los libretos de sus discos, al amparo de la música y que no tenía sentido otro lugar", explica a Huelva Información. Pero Tapias le convenció con un argumento sencillo: en plena era de la música digital, de abandono del formato físico y de reproducciones directas desde internet, ¿en qué sitio iban a quedar las letras?.

"Sólo me negué a que fuera publicado en una colección de poesía porque no me siento poeta", insiste. Luz Casal defiende en su prólogo que "escribir letras de canciones es un género mismo", imposible de encuadrar en el poético. Y Nacho Canut, en el epílogo, expresa también los principios de su amigo Sycet: "Las letras de canciones pop no están hechas para ser reunidas e impresas en un libro. Se le dan unos humos y adquieren pretensiones de lo que no son. Quizá las de Bob Dylan o Leonard Cohen, pero ahí ya entraríamos en la discusión si son artistas que hacen canciones pop o poetas que musicalizan sus obras". No se trata de "equiparar una letra de Leonard Cohen o Tom Waits con un poema de Jaime Gil de Biedma o Manuel Vázquez Montalbán", apunta el propio autor en su introducción a la obra.

Una selección de 63 letras han conseguido abrirse hueco hasta las librerías para dejar a un lado el debate, concesión puntual y final. Las hay desde 1988 hasta este mismo año. De artistas tan conocidos como Luz, Fangoria, Germán Coppini y Rubi, como de amigos de la tierra y representantes del pop olontense, como Avíate!. Y también las hay inéditas, solo las estrofas sobre el papel para abstraer por unos segundos al lector del concepto e invitarle a leer sin que acompañe mentalmente con una melodía tantas de las canciones que reconocerá, como esa Loca "por volver a saber de ti", que la cantante gallega casi convirtió en un himno generacional.

A Sycet le tocan más de cerca otro títulos. En el Flechas negras de Coppini aparece Después de la lluvia, consagrada a una de sus ciudades refugio, Lisboa: "Es como aquella idea de Gil de Biedma: si pudiera acostarme con una ciudad, lo haría con ella". Como Estambul y La Habana, las otras que marcan su vida.

De Luz se queda con Inesperadamente, de la que hizo su primera redacción con pasajes muy personales antes de incorporarse al disco Un mar de confianza. Aunque mucho se esconde tras Miro la vida pasar, de Fangoria, "con un fuerte valor emocional también", tras escribirla con Nacho Canut del tirón, en una tarde, mientras un íntimo amigo común se debatía entre la vida y la muerte en la UCI. Fue un bálsamo creado para su recuperación, que finalmente se logró, y ya ha quedado como himno personal muy especial.

"Todos mis trabajos tienen mucho de estriptis emocional. Lo hay en mis pinturas pero quizá en las canciones es más explícito porque el poder de la música es insuperable", cuenta.

En la conversación sobre la historia de sus escritos es recurrente el recuerdo de relaciones perdidas, desengaños y otros descalabros del amor. Por eso reconoce que su biografía bien "podría escribirse a golpe de canciones, sobre todo la sentimental".

Eso y más, los episodios de juventud, los lazos con su pueblo que nunca se cortaron, corren libres en sus creaciones para artistas locales, como el recordado Avíate!, en las que, admite, se puede ver a un Sycet más descarnado.

Ahora las pone ante el lector mientras prepara nuevas canciones con Luz y con Vilma y los señores, e ilustra al mismo tiempo el disco póstumo de Germán Coppini.

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