Libros

En ese lejano y mágico rincón

  • La colección Biblioteca País del Mago recopiló once títulos entre 2013 y 2017 consagrados a Paymogo y a los usos y costumbres andevaleñas

  • Pueblos mágicos de Huelva

Libros de la colección País del Mago.

Libros de la colección País del Mago.

Son los grupos humanos particulares quienes cargan el tiempo y los lugares de significados. Javier Marcos Arévalo, antropólogo

Nuccio Ordine en su magnífico ensayo La utilidad de lo inútil recoge un pensamiento de Aristóteles que dice… “los hombres buscaban el saber en vista del conocimiento y no por alguna utilidad”. Esta reflexión, que presupone el placer que experimentamos al sabernos poseedores de conocimientos, de algún bagaje, nos lleva a justificar la pertinencia de ciertas iniciativas que, junto a su posible “inutilidad”, tienen un importante valor testimonial, histórico.

¿Para qué sirven los libros, para qué el conocimiento? Procedo de una tierra, El Andévalo, donde la presencia de la Cultura, en general, y la del Libro, en particular, no ha sido significativa, precisamente. Tierra secularmente pobre, de gente apegada a lo material por causa de la precariedad de sus vidas, no han tenido quizás muchas oportunidades de conocer y apreciar los valores históricos, patrimoniales y culturales de sus pueblos, excepto en lo referente a su folklore festivo.

Sin embargo, desde hace unos años, esa imagen de confín atrasado y pobre (tanto económica como culturalmente) parece querer diluirse y no es ajeno a ese propósito la iniciativa bibliográfica llevada a cabo por el profesor Manuel Peña Díaz, catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Córdoba y natural de Paymogo, junto a la Sociedad Agrícola Pagos de Sierra. Esa iniciativa se materializó en la colección de pequeños libros Biblioteca País del Mago, que se inició en 2013 y concluyó en 2017 con la publicación de 11 títulos de diferente factura y de un indudable interés, y no solo para Paymogo, referente de esta Biblioteca.

La colección se abre con un primer volumen de textos de un insigne paymoguero: Manuel Mª de Soto y Vázquez (1878-1917), y se cierra con los de otro, no menos importante para la historia de la Literatura española: José Mª Vaz de Soto (1938), sobrino del anterior. Entre uno y otro volumen hay textos de diferentes autores, entre ellos el del coordinador de esta colección.

El libro de  Soto y Vázquez recoge su cuento La carcajada del sepulturero, además de otros escritos del autor publicados en diferentes periódicos de la época. Una breve presentación del profesor Peña Díaz nos sitúa biográfica e históricamente al escritor y político que, según su parecer, fue... “el más brillante republicano onubense, eso sí, olvidado”. El cuento, o novelita corta, es un relato un tanto siniestro que evoca los de H.P. Lovecraft o E. Alan Poe, pero con un cierto aire sarcástico. El volumen se cierra con un sobrecogedor poema, Mi tumba, de quien se definió de esta forma ... “Yo soy un humilde cantor y poeta,/ yo soy un oscuro juglar provinciano,/ que siente la vida como una saeta,/  que siente que todo dolor es su hermano…”.

El catedrático Manuel Peña Díaz, paymoguero y director de la colección. El catedrático Manuel Peña Díaz, paymoguero y director de la colección.

El catedrático Manuel Peña Díaz, paymoguero y director de la colección.

El último volumen, Paymogo, ay, mi Paymogo, de José M.ª Vaz de Soto, también lleva un preliminar del profesor Peña Díaz alusivo a sus datos biobibliográficos, señalando la importancia de su literatura en el contexto de los cambios producidos en nuestro país desde el último tercio del s.XX y el impacto social que supuso la película ¡Arriba Azaña! basada en su libro El infierno y la brisa (1971). La obra se abre con un entrañable poema juvenil del autor y continua con retazos de textos procedentes de sus libros en los que se puede distinguir una recreación del paisaje y la vida de su pueblo natal, aunque los nombres estén cambiados: Diálogos del anochecer, Memorias de un homicida, Las piedras son testigo, Fabian y Sabas, Despeñaperros, El infierno y la brisa y En esta ciudad. Aquí aparecen pasajes de la Guerra Civil, escenas de las antiguas matanzas del cerdo, el castillo, deliciosas descripciones del paisaje entorno, y en todos ellos destaca la hondura, la profundidad de sus reflexiones, pues ahí no solo hay “relatos” sino “pensamiento”, mucho pensamiento. Debe ser que El Andévalo es tierra propicia para ello. 

Entre el primero y este último volumen 11 hay textos verdaderamente valiosos. En el tercero, Manuel Peña nos ofrece A lápiz, que nos sitúa también, con un par de ellos, en hechos relativos a la Guerra Civil en el pueblo. Pero ahí están, además, lugares de sonoros nombres como Los Pagos, La Fontiña, el Albahacar, así como leyendas, historias apócrifas, mágicas y milagrosas (la de San Isidoro de Sevilla y las abejas, símbolo de Paymogo) o los juegos de los niños en el castillo, fortificación señera construida en el s.XVII a medias entre portugueses y españoles. Hay relatos llenos de dolor, algunos poemas y también, cómo no, el testimonio de su llegada a Cataluña como emigrante andaluz…

En los siguientes libros hay diversos contenidos: El cuadernillo de Pilar Sierra (vol.2), de Casiano Cerrillo Domínguez, nos muestra la pobreza de estas tierras, su paisaje, los molinos de agua (Cirujana, La Laguna, la Huerta), la preciosa leyenda de Teresinha en el molino Pablo, o un curioso dicho del pueblo en el que se reflejan los frecuentes conflictos con Portugal a lo largo del tiempo: “...las cuentas de la contienda, el diablo las entienda...”. 

Este proyecto es una forma valiente de enfrentar nuestra tendencia al olvido

En A la sombra de la encina gorda (vol.4), José Rodríguez Infante nos muestra la importancia de este querido árbol (todo un símbolo para la cultura humana) tristemente desaparecido. Aquí también hay una descripción de la fiesta de El Pirulito, por San Juan, o de cómo eran las casas antiguas del pueblo con sus cuadras, hornos y pajar y las tapias de tierra prensada; de cómo el cemento sustituyó a los empedrados y de cómo llegó el agua y la luz a todos los vecinos, el progreso. Finalmente refiere una lúgubre historia en torno a “el mal del pozo”, esa secular forma de suicidio en estas tierras andevaleñas. Este mismo autor publica en el sexto volumen de la colección Aves, una aproximación a la avifauna de Paymogo, un compendio tan exhaustivo como curioso pues ¡no sabíamos que había tantas especies de pájaros en El Andévalo!

El quinto librito, Paymogo en sus palabras, es un breve estudio del léxico paymoguero realizado por el profesor José Mª Agustiño Domínguez, que nos da una visión bien documentada del decir de estas gentes del País del Mago. 

Leyenda del Mago en la contra cubierta de uno de los libros de la colección. Leyenda del Mago en la contra cubierta de uno de los libros de la colección.

Leyenda del Mago en la contra cubierta de uno de los libros de la colección.

José Santos de Soto, en sus Cantos a Paymogo (vol.7), vierte la nostalgia de sus años de infancia, vividos en el pueblo, en poemas y artículos de prosa poética donde aparecen, cómo no, el Chanza, el Malagón, el contrabando, el gurumelo, la Sta. Cruz y todo ello revestido de una honda sensibilidad procedente de su experiencia médica junto al dolor. Casto Márquez nos ofrece en su Corazón de adelfa (vol.8) unos textos en verso y en prosa poética de análisis histórico, pero también de actualidad y un sorprendente poema sobre “los que sueñan, los que tienen pájaros en la cabeza”, como él. En La memoria del viento (vol.10), de José Francisco García Fernández, está la memoria sentimental del castillo, el recuerdo de los avatares vividos por la romería de la Sta. Cruz hasta establecerse en el lugar actual, alusiones a pueblos portugueses de la frontera (Corte do Pinto, Minas de Sto. Domingo, Aldea Nova…) y es, sin duda, un magnífico testimonio de la vida campesina y del contrabando en el pueblo, con un lenguaje y unos términos hoy en desuso. Y los Retazos (vol.9) de Dolores Díaz Vaz son una delicia sobre todo para etnógrafos, filólogos y amantes de la Literatura popular. Aquí aparecen relatos de la tradición oral, cuentos, retahílas, chascarrillos, refranes, romances y coplas, en definitiva un magnífico corpus de textos de gran valor testimonial e histórico que ha permanecido guardado milagrosamente en este mágico y apartado rincón peninsular.

No, no es éste que aquí ofrecemos un saber inútil sino una forma valiente de enfrentar nuestra tendencia al olvido. Aquí se ve cómo “el paisaje es, realmente, un estado del alma”, como quiere Miguel Torga, y lo que esta comunidad rural ha construido culturalmente a lo largo de su Historia. Quienes estén interesados en asomarse a estas páginas, en el Ayuntamiento de Paymogo le darán razón de ellas.

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