El largo sueño del Museo de Bellas Artes

Los Presupuestos Generales del Estado han vuelto a olvidarse de la ampliación de la pinacoteca sevillana, un proyecto que adaptará el centro a las necesidades del siglo XXI

El largo sueño del Museo de Bellas Artes
Braulio Ortiz

09 de agosto 2015 - 05:00

Todos los museos, incluso aquellos que contienen un catálogo incontestable, necesitan reinventarse para mantener su relevancia en el futuro. Y el Bellas Artes de Sevilla, levantado en el antiguo Convento de la Merced Calzada y considerado por los especialistas como la segunda pinacoteca en importancia del país, no ha sido a lo largo de su historia una excepción a ese anhelo de cambio. Entre las medidas para afianzarse en el porvenir ya asomaba desde hace décadas la ampliación, un viejo deseo que sopesó incluso en los años 60, cuando fue director del museo, el catedrático Antonio Bonet Correa, y sobre el que se seguiría debatiendo en las décadas siguientes, cuando se barajaron como espacios para esa prolongación el cuartel de San Laureano, la Escuela de Artes y Oficios, la Residencia Santa Ana o el propio huerto colindante con el museo. Fue a partir de 2005, descartada ya la idea del huerto del convento, cuando ganó peso para este propósito el Palacio de Monsalves, una opción que puso de acuerdo en 2007 a los representantes de las diferentes instituciones, la ministra de Cultura Carmen Calvo, la consejera del ramo Rosa Torres y el entonces consejero de Economía y Hacienda José Antonio Griñán. Ese mismo año se detallaban las ventajas del plan museológico que se había preparado para el centro. Sólo era cuestión de tiempo que el museo que custodia obras maestras de Murillo, Zurbarán, Valdés Leal o Gonzalo Bilbao, entre otros, afrontara una nueva e ilusionante etapa. La maquinaria ya estaba en marcha, pero la crisis llegó y rompió aquel sueño: el convenio suscrito entre el Ministerio de Cultura y la Junta establecía que el grueso del dinero destinado a esta intervención -para la que el Gobierno central tenía que suministrar, en total, 16 millones de euros- se aportaría entre 2013 y 2014. Ese compromiso no se materializó, y sigue sin hacerse realidad: los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, anunciados esta semana, vuelven a dejar en la estacada, otorgándole la triste cifra de cero euros, a la ampliación.

Un nuevo jarro de agua fría para un proyecto que venía a resolver muchas de las carencias que actualmente padece el edificio de la Plaza del Museo, entre ellas la falta de espacio para mostrar su colección permanente. Cuando el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) realizó el Informe sobre la ampliación del Museo de Bellas Artes de Sevilla, se apuntaba que tan sólo se mostraba un 20% de las obras que alberga el centro.

En la ampliación de la superficie expositiva que supondría la utilización del Palacio de Monsalves cobrarían protagonismo también las muestras temporales. Aunque en los últimos años se han visto propuestas tan interesantes como Cuerpos de dolor. La imagen de lo sagrado en la escultura española, El paisaje nórdico en El Prado, la mirada a la obra de Julio Romero de Torreso la Colección Cubista de Telefónica, no es menos cierto que se apreciaba en el conjunto una cierta rigidez: la particularidad de un inmueble como el antiguo Convento de la Merced limitaba el juego a la hora de exhibir las obras reunidas.

Además de estas mejoras, fuentes de la Consejería de Cultura consultadas por este periódico precisan que los beneficios del futuro museo no se limitarían a los usos expositivos. Se ampliaría también el espacio para almacenes, talleres de restauración y conservación, mantenimiento, personal y seguridad... Las demandas incluirían desde estancias destinadas a barnizado, fumigación o ebanistería hasta despachos, muelles de carga de obras o salas de registro.

Uno de los aspectos en los que se había quedado atrás el Bellas Artes de Sevilla es que no disponía de lugares orientados a las actividades educativas y a la divulgación como una biblioteca, un auditorio o una zona de acogida de grupos. La remodelación de Monsalves, destacan desde la Junta, propiciaría que el Bellas Artes brindara una concepción del museo más acorde a los nuevos tiempos y que no se reduce a la celebración de exposiciones. Así, se podrán programar cursos, conciertos, conferencias... En septiembre de 2007, cuando la Junta remitió el plan museológico del centro al Ministerio de Cultura, encargado de aprobar el proyecto de ampliación que incluye la incorporación del Palacio de Monsalves, se destacaron como nuevos servicios un taller de restauración de 700 metros cuadrados, un salón de actos con capacidad para 150 personas, una sala polivalente, una cafetería, una tienda y un área de descanso.

Con la ampliación, el antiguo Convento de la Merced quedaría ligado principalmente a las obras maestras del Renacimiento y el Barroco, y Monsalves al valioso patrimonio que el museo conserva de fondos del XIX y el XX. La utilización como segunda sede de la pinacoteca de este último edificio reforzaría los vínculos de la ciudad con un inmueble que pese a sus muchas funciones en las últimas décadas -allí estuvo la compañía Sevillana de Electricidad, la Delegación Provincial de Educación, la sede de la Presidencia de la Junta- sigue siendo un tesoro inexplorado, uno de los pocos palacios renacentistas que se conservaba en Sevilla -Richard Ford lo inmortalizó en unos dibujos- y que llegó al siglo XX en un estado de notable deterioro, por lo que se le encargó la remodelación, en 1906, a Aníbal González. El Museo de Bellas Artes de Monsalves le supondrá al visitante un doble descubrimiento: el de esta joya arquitectónica y el de los impresionantes fondos del XIX y el XX que alberga el centro -Sorolla, Zuloaga, Gonzalo Bilbao, Cabral Bejarano, García Ramos, Domínguez Bécquer, Jiménez Aranda, Gustavo Bacarisas, entre muchos otros-, gran parte de ellos no expuestos en la actualidad. De los Presupuestos depende que algún día se cumpla ese sueño.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Mapa de Músicas | Dietrich Fischer-Dieskau. 100 años

Una voz inmortal

Lo último