José Muñoz ‘El Feo’, cantaor extraordinario de Huelva
Historias del fandango
José Muñoz García El Feo pasa por ser uno de los mejores cantaores jondos de la capital a finales del siglo XIX y primeros años del siglo XX
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Huelva/Aunque su nombre no figure registrado en los manuales históricos del flamenco, José Muñoz García, apodado El Feo, fue para los aficionados que le conocieron y trataron un cantaor jondo extraordinario. La ausencia de su nombre en las crónicas y los medios de la época tiene una explicación: no le gustó cantar en los cafés cantantes ni en los teatros, y esa es la causa de que no encontremos su nombre en los rastreos de prensa de la época. Nació en Huelva en 1873 y falleció en 1916. Vivió en los tiempos de esplendor de la moguereña Dolores La Parrala, nacida en 1845 y fallecida un año antes que él, en 1915. El Feo destacaba por soleares, seguiriyas, serranas, malagueñas, tonás, los cantes de Cádiz y los tangos. ¿Y por fandangos?, preguntaba el periodista José Calero a su hijo Matías en una entrevista. No, no cantaba fandangos. Cuando vivió, el fandango no era un cante que la sociedad onubense considerara como propio [1] .

Genuino cantaor del XIX
Trabajó en las minas de Riotinto. Su familia le cubría muchas veces las frecuentes ausencias y faltas al trabajo, cuando aficionados con dinero iban a buscarle para llevárselo de juega. Aficionados, pero también otros cantaores, porque estamos hablando del siglo XIX, cuando en Huelva apenas había profesionales. Cuenta su hijo que venían a su casa… [2].

Era una manera bastante habitual de relacionarse entre los aficionados.
“Un cantaor muy grande…”
El guitarrista Juan Sánchez el Cirolito, compañero de El Feo en tantas correrías, no tenía dudas cuando le preguntaron –en una entrevista en 1945– quién era su favorito: “José Muñoz el Feo –respondió–. Yo no he conocido otro hombre más grande interpretando el cante flamenco. Era el rey de las seguiriyas, de las soleares y de las serranas. Muchas veces le acompañé a la guitarra y otras tantas empalmábamos el día y la noche en continuo derroche de facultades por su parte. Todas las ferias de la provincia de Huelva las conocíamos y en ellas nos conocían. El Feo era un cantaor muy grande. ¡Pero que muy grande!”.
Su amistad con Manolo de Huelva
A El Feo le unió mucha amistad con Manolo de Huelva desde que éste era un joven aprendiz de la guitarra, como recordaba Matías [3].

Un tiempo viviendo en Cádiz
Cantó en las ferias, en las ventas del extrarradio de la capital y en las fiestas privadas, tan frecuentes entonces. Vivió del cante en Cádiz durante más de un año, porque el guitarrista Habichuela, que lo descubrió en Huelva, se lo llevó con él. Y allí, en su feudo, aprendió las alegrías que Enrique el Mellizo había creado inspirándose en la jota. El final de su vida fue que se enfrió en una noche de juerga que llovió mucho, cogió una pulmonía, se metió en la cama y no volvió a levantarse. Tenía 43 años. Carnicerito de Huelva lo conoció y lo recordaba de haberlo escuchado cantar en el bar El Tupi. “Fue un gran cantaor que cantaba por seguiriya extraordinariamente… Murió enfermo del pecho en la calle Alfonso XII”.
Algo de su arte lo heredó su hijo Matías, que también cantaba en su juventud, y más recientemente su nieto Marcos.

Los consejos de los grandes
Los cronistas flamencos de Huelva, Francisco López Jara y José Calero, se interesaron por este cantaor, poniendo en valor la relevancia de su figura. En el diario Odiel contaron su vida a grandes rasgos y algunas anécdotas que vivió. En cierta ocasión en que la muy joven cantaora Niña de los Peines estuvo actuando en la Venta de Cardeñas, contratada por un grupo de aficionados entre los que figuraba el empresario, político y persona muy influyente de la sociedad onubense José Tejero, que estaba acompañado de El Feo, le pidió a la artista:
“-. Pastora, me acompaña este aficionado de Huelva. Si no tienes inconveniente, ¿quieres que cante algo de lo que sabe, para ver qué te parece?”.
La Niña aceptó, se templó la guitarra y El Feo salió cantando por soleares, soleá de cambio y soleá apolá. Siguió por seguiriyas, malagueñas, serranas… [4].

Otra vez, actuando en una bodega de Huelva don Antonio Chacón en reunión con unos amigos, en la que también estaba José Tejero, se repitió la situación con El Feo. En un intermedio, Tejero le pidió a Chacón si quería escucharlo. Accedió Chacón y tras oirlo le dijo [5]:

Estando un día en Sevilla tomando unas cañas de manzanilla con su hermano en el reservado de un bar, coincidió con que la Niña de los Peines y su hermano Tomás estaban en otro contiguo. Ya medio entonado con las copas, aunque sin guitarra que le acompañara, José se arrancó por serranas a palo seco:
Se murió mi esperanza
Yo fui al entierro
Y he visto al desengaño
Que iba en el duelo.
Y la enterraron
En aquel panteón triste
Del Desengaño.
Pastora reconoció aquella voz y le dijo a sus acompañantes: “Ese que canta es El Feo, de Huelva”. Lo invitó a sumarse a su grupo y comenzó el cante: soleares, seguiriyas y unos tanguillos de Cádiz para finalizar. Su consejo fue como el que le dio Chacón [6].

Pero El Feo nunca quiso dedicarse al cante como profesional.
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